jueves, 18 de abril de 2013

Soldados de batallas ideológicas

Hoy he tenido la enorme suerte de asistir a una charla del historiador Julián Casanova en la que nos ha leído un pasaje de su último ensayo, España partida en dos. Creo que hay libros que deberían ser de lectura obligada y éste es, desde luego, uno de ellos, especialmente en los tiempos turbulentos que nos están tocando vivir.

Espero que este pequeño fragmento os conmueva de la misma manera que me ha conmovido a mí.

Muchos de estos voluntarios que lucharon en el bando de la República se encontraban en paro, pero otros muchos dejaron sus trabajos. Había también aventureros en busca de emociones, intelectuales y profesionales de clases medias, que son los que después narraron en libros sus experiencias. La mayoría, no obstante, tenía claro que el fascismo era una amenaza internacional y España era el lugar apropiado para combatirlo. Así se lo decía un trabajador inglés, ni poeta ni intelectual, en una carta a su hija, reproducida por Watkins en su estudio sobre la división que la Guerra Civil ocasionó en la sociedad británica: "Quiero explicarte por qué dejé Inglaterra.  Te habrás enterado de la guerra que hay aquí. De todos los países del mundo, gente obrera como yo han venido a España a parar al fascismo. Así, aunque estoy a miles de millas de ti, estoy luchando para protegerte a ti y a todos los niños de Inglaterra, así como a la gente de todo el mundo."

España partida en dos, Julián Casanova.


viernes, 8 de marzo de 2013

Ha llegado la hora de dar un paso adelante

Porque son tiempos en los que la militancia es necesaria, porque estos chicos se merecen toda la ayuda posible, porque creo en su trabajo y en su lucha, hagamos de La Tuerka algo (más) grande.


miércoles, 12 de diciembre de 2012

Por qué los griegos son importantes

"Para comprender por qué los griegos son importantes para nosotros hoy en día, debemos comprender la variedad vocacional de sus respuestas humanas -las relampagueantes transmutaciones, la recursividad "odiseana", la incansable creatividad-, que llegó a su final definitivo en los espasmos del estado bizantino después de tantos siglos de cambio y renovación constantes. No hubo nada en donde los griegos no metieran la nariz, ninguna experiencia que no quisieran enfrentar, ningún problema que no hayan intentado resolver. Cuando el mundo aún era joven, salieron con la primera luz de la mañana y regresaron temprano del agora, los brazos llenos y sus carros cargados con todas las mercancías, locales o extranjeras, naturales o artificiales, a las que pudieron echarle mano. Cualquier cosa que experimentemos hoy en día, cualquier cosa que tengamos la esperanza de aprender, cualquier cosa que sea nuestro mayor deseo, cualquier cosa que nos lancemos a buscar, vemos que los griegos han estado ahí antes que nosotros, y nos los encontramos en su camino de regreso."

                                                                 Thomas Cahill, "Navegando por el mar de vino".




lunes, 1 de octubre de 2012

A Hobsbawm

Hoy nos dejaba, en silencio, Eric Hobsbawm, y a una se le queda esa extraña sensación de cuando desaparece un mito.

 Podríamos decir muchas cosas de él, de sus luces y sus sombras, pero creo que en estos momentos es mejor dejar hablar a grandes historiadores como Julián Casanova:


Adiós, profesor. ¡Que la tierra te sea leve!

sábado, 22 de septiembre de 2012

Anna Karenina

Hay lecturas que marcan, sin duda alguna, un punto de inflexión. Libros de los que recuerdas años después hasta su olor, su tacto; la luz que entraba por la ventana de aquel día en el que terminaste su última frase, el viaje vivido a través de aquellas páginas y que no querrías que hubiera terminado jamás.

Lev Tolstói transformó mi experiencia lectora con profundidad especialmente con dos de sus obras, Anna Karenina y Guerra y paz; imposible olvidar a Anna y su trágico amor, a Natasha y el aprendizaje de lo que es la pérdida.

Ahora,  Joe Wright se dispone a contarnos de nuevo la historia de uno de mis personajes favoritos de la literatura universal en la gran pantalla. Siempre siento una cierta sensación de vértigo -e incluso pánico-, cuando uno de mis libros predilectos es llevado al cine. Sé que será una experiencia diferente, que no pueden utilizarse los mismos métodos narrativos, mas el miedo siempre está ahí, a pesar de todo. Pero si esta vez hablamos del director que ha rodado dos de mis películas favoritas, "Orgullo y Prejuicio" y "Expiación", puede que el miedo haya dado paso a una emoción incontenible.

 

Nada podrá alcanzar la perfección del libro y será muy difícil que olvide a Sophie Marceau y Sean Bean, pero qué demonios: lloré la primera vez que vi este trailer. El día de su estreno pienso sentarme en el centro de la sala de cine con mi cuñada Silvia y disfrutar como enanas.  Y si  esto sirve para acercar la obra de Tolstói a las nuevas generaciones, bienvenido sea.

viernes, 17 de agosto de 2012

Chéjov y el medallón de Lidia

Una de las cosas que más me gusta de la librería es trabajar con Marta, compartir lecturas juntas y descubrir nuevas joyas. Hace unos días hablábamos de la necesidad de releer a los grandes escritores rusos (esas manías libreriles que el cuerpo nos pide cada cierto tiempo) y ella, muy acertadamente, me recomendó un ensayo de Galaxia Gutenberg: Desde los bosques nevados. Memoria de escritores rusos, de Juan Eduardo Zuñiga. No sería necesario decir que me faltó tiempo para encargar un ejemplar.

Hoy, al fin, me ha llegado el libro. Y aprovechando esas horas del mediodía en las que el calor aleja a los clientes de la tienda y la librería parece una biblioteca silenciosa, me he sentado y he realizado el ritual que siempre suelo hacer cuando un nuevo libro cae en mis manos: abrirlo por cualquier página, detener la vista en un párrafo al azar y leerlo. Es una magnífica manera de enamorarte  de una obra.

Así que he abierto el libro y esto es lo que me he encontrado: Chéjov, La Gaviota y una de las anécdotas más hermosas que jamás haya leído.


"Una escritora de San Petersburgo, Lidia Avílova, de veinticuatro años, casada, estaba enamorada de él. En cierta ocasión le envió como regalo un medallón de los que antes se colgaban de la cadena del reloj que cruzaba el chaleco, y había hecho grabar en una de sus caras el título de una antología de Chéjov y en la otra cara: "Página 267, líneas 6 y 7". 
Recibiría este regalo el escritor y es lógico pensar que buscaría la página y las líneas que ella le indicaba. Encontró que correspondían a la frase de un cuento suyo: "Si un día quieres mi vida, ven y tómala." Era una explícita y elegante declaración de amor."

Que me aspen si no he sentido un deseo imperioso de cerrar las puertas de la tienda, sentarme en una esquina y leer de un tirón el que intuyo es un maravilloso regalo de Juan Eduardo Zuñiga a todos los amantes de la literatura rusa.

Que venga el domingo con sus horas libres para la lectura; que venga pronto.

miércoles, 6 de junio de 2012

A Ray

Adiós, Maestro.  Qué huérfanos nos hemos quedado...

Pero yo me quedo, aún, con su desbordante y bello lirismo: el húmedo planeta Venus en el que no cesa de llover, y donde solo se ve el sol una hora al año (la hora fulgurante de todas las magias), o esa nave de terrícolas, convenientemente refrigerada, que viaja al Sol, para por medio de una larga cuchara, arrancar de su masa incandescente un pedazo del astro rey. [...] Bradbury cómo no. ¡Cuántos bellos estíos!


LUIS ANTONIO DE VILLENA.