Hace unos días ya os comenté que estaba enfrascada en la apasionante lectura de La creación de lo sagrado (dejando un poco de lado, tengo que admitirlo, las dos lecturas de García Gual y Ian Morris para un trabajo, y eso que aún me falta empezar la apasionante biografía de Atenais, ¡no tengo remedio!). Pero es que Walter Burkert es mucho Burkert, y bien se merece su obra toda la atención posible.
Este gracioso filólogo clásico, profesor de Historia de las Religiones y de filosofía griega en Zúrich, ha visto este año por fin editada en castellano la obra de la que os hablo, que él publicó en su idioma original... en el 96. Así va la publicación de ensayo especializado en este país... ¬¬ ¡Pero en fin! La espera ha valido la pena.
Como ya expliqué brevemente en una entrada anterior, La creación de lo sagrado destaca sobre otros ensayos suyos porque es muy fácil y ameno de leer. Por mucho que me guste Burkert, este anciano señor (que los dioses nos lo mantengan en este mundo por mucho tiempo, que nació en el año 31 y ya tiene una edad) es muy dado a crear preciosas obras muy enrevesadas y filológicas que, si no eres un especialista en el mundo griego, admito que son complicadas de leer. El caso es que este libro no es así.
La creación de lo sagrado parte de la premisa de intentar aclarar las raíces antropológicas y biológicas de las religiones, partiendo de las más antiguas (es lógico y obvio, dada su especialidad universitaria) hasta las más modernas, con curiosos y divertidos ejemplos: desde los sacrificios en la Ilíada, pasando por la quema de brujas o el descubrimiento de reliquias durante la Edad Media, hasta la castración como signo identificativo de una secta cristiana actual rusa, o la todavía viva tradición en el norte de Grecia y los Balcanes de leer el homoplato de la oveja que acaba de ser sacrificada para comer, sólo por dar algunos datos.
Para mí, lo más interesante de todo el libro ha sido los capítulos dedicados a la relación entre el cuento y el mito (contando que estoy haciendo un trabajo para clase al respecto, en concreto sobre Perseo, Prometeo y Ulises, esto ha sido una grata sorpresa y me ha venido de perlas, para qué negarlo XD). Burkert nos habla del famoso patrón de Propp de su obra Morfología del cuento y nos lo adapta a historias como la epopeya de Gilgamesh o los viajes de Ulises. Una auténtica maravilla.
Por cierto, en esta parte del libro, titulada "El núcleo del cuento", me encontré con unas líneas maravillosas. A propósito de la búsqueda de Gilgamesh de la planta para conseguir la inmortalidad (y que luego se la comerá una serpiente mientras él duerme), leo:
"La búsqueda ha sido un fracaso. Desde entonces las serpientes se libran de la vejez deshaciéndose cada año de su piel vieja, mientras que los hombres siguen sujetos a la muerte. Una sabiduría pesimista supera el optimismo inherente al relato."
Y aquí, un pie de página:
"Gilgamesh, [traducción tal, páginas tal]. La búsqueda que finalmente fracasa es uno de los patrones favoritos de las películas. Una inversión original del cuento de búsqueda es también la inventada por J.R.R. Tolkien, El Señor de los Anillos (Londres, 1954-1955). La búsqueda no es para obtener, sino para deshacerse de un objeto de poder."
No puedo describir con palabras lo que sentí cuando vi que alguien a quien admiro tanto como Burkert hablaba en un ensayo serio sobre Tolkien: la vida pone a cada uno donde se merece. ^^
Cuestiones tolkiendilis y epopéyicas aparte, Walter Burkert hace un repaso interesante de otros temas de relevancia en las religiones: la jerarquía religiosa, el chamanismo, los ritos expiatorios, los sacrificios y el curioso mundo de los signos. De este último, habla especialmente de la adivinación, el juramento y de la ordalía, un tema antropológico que siempre me ha parecido la mar de curioso.
La ordalía es una de esas pruebas extremas a las que un sujeto se ve sometido para demostrar, por ejemplo, su inocencia ante una acusación, y en la que la divinidad debe hablar a través de la naturaleza por medio de un signo evidente. Por ejemplo: beber veneno y, si eres inocente, no morirás gracias a tu dios. En fin... Generalmente se realizaba a través del agua y del fuego (todos recordamos la quema de brujas o, en Los caballeros de la mesa cuadrada, el momento de la bruja y el río, ¡ja, ja, ja!). Aunque claro, en la realidad, la cosa no era tan divertida. Este capítulo ha sido también, para mí, tanto por su interesante campo de estudio como por sus anécdotas, uno de los más entretenidos junto a los del cuento y el mito.
Burkert nos habla a través de las páginas de este libro de la tradición, de la importancia de la ansiedad (super interesante) y la autosugestión en los credos; del peso evidente de la biología pero también de nuestras diferencias con el resto de los animales y, en especial, de los monos, y nos deja una curiosa reflexión final:
"Si éste ha de ser el futuro, es posible que la religión, atrapada entre la naturaleza y la red, deje de funcionar; es decir, la religión en el sentido de comunicación seria y no obvia, basada en las precedentes estructuras de sentido de la vida. El ritual colectivo podría ser suplantado por juegos electrónicos autogeneradores en el mundo nuevo de la realidad virtual. Sin embargo, en la medida en que no es posible abolir la base biológica de la vida, la realidad "real" se hará sentir una y otra vez contra sus imitaciones virtuales. Más inquietantes son quizás las probabilidades y los peligros de la regresión, de un renacimiento del fundamentalismo e incluso del primitivismo. Los contenidos y las perspectivas de la religión siguen siendo totalmente problemáticas, y también fascinantes. Aun en un mundo dominado por la tecnología autocreada, los humanos no aceptarán con facilidad que las construcciones de sentido que se extienden hacia lo invisible no son otra cosa que proyecciones creadas por nosotros mismos, y que del universo que nos rodea no se perciben más señales que las irregularidades resonantes del primer big bang."
Habiéndose escrito esto en el año 96 y estando el mundo ahora mismo como está, que cada cual reflexione. Os invito con total fervor a leer este maravilloso libro de uno de los grandes especialistas en la Grecia Antigua del siglo XX.
Yo, ahora (y que me perdonen Carlos García Gual, Ian Morris y mi profesor de Griego), me voy a la caza y captura de otra de sus joyas, ésta publicada en el 2001:
La Vida en Miniatura, Mariana Sández
Hace 6 meses