"Algún día silenciaremos las melodías y los silencios de los Cielos".
-Cartas del diablo a su sobrino, C.S. Lewis-
Hay libros que te entran por los ojos. A mí me sucedió cuando nos llegó a la librería este curioso libro de Sara Maitland, editado por Alba. Viaje al silencio me llamó la atención por su portada y, cuando empecé a revisarlo para decidir en qué sección de ensayo colocarlo, acabé casi inconscientemente planeando su lectura en lugar de su ubicación.
La vida de Sara Maitland es, cuanto menos, peculiar: nacida en una familia acomodada y conservadora, fue una firme activista feminista y socialista desde los años sesenta, estuvo casada con un pastor anglicano y vivió en Londres muchos años, hasta que decidió cambiar la ruidosa gran urbe por la tranquilidad de la naturaleza y "la libertad de la soledad". En Viaje al silencio, Sara narra su búsqueda del silencio tanto personal como literaria, indagando en todo tipo de lugares y de obras que lo han tratado desde cualquier punto de vista.-Cartas del diablo a su sobrino, C.S. Lewis-
Hay libros que te entran por los ojos. A mí me sucedió cuando nos llegó a la librería este curioso libro de Sara Maitland, editado por Alba. Viaje al silencio me llamó la atención por su portada y, cuando empecé a revisarlo para decidir en qué sección de ensayo colocarlo, acabé casi inconscientemente planeando su lectura en lugar de su ubicación.
Para su curiosa investigación, Sara Maitland dividió sus experiencias en dos categorías:
Por una parte nos encontramos con el lado más personal de Maitland, que nos explica cómo se fue trasladando, gradualmente, de la ciudad a un pequeño pueblo, luego a una construcción en una colina a unos tres kilómetros del lugar habitado más cercano y, finalmente, a una casa en Galloway, Escocia, su actual hogar. Una pequeña casita en un páramo, situada a unos veintitantos kilómetros de la civilización.
Por otro lado, estudia y analiza el concepto de silencio a través de numerosas experiencias: desde un aislamiento voluntario en la isla escocesa de Skye, hasta en retiros religiosos budistas zen, católicos y cuáqueros. Siguiendo la pista de eremitas (los llamados "mártires verdes" de las islas irlandesas, o los anacoretas del desierto), paseando por uno de los bosques más antiguos de Gran Bretaña -en un maravilloso capítulo, por cierto, lleno de referencias al ciclo artúrico y los cuentos de hadas- o leyendo los preceptos de Wordsworth en el paisaje de su infancia.
Estamos ante un libro muy complicado de clasificar, puesto que está a caballo entre la autobiografía, la literatura de viajes y la espiritualidad bien entendida. Me gusta la importancia que tiene la literatura para Sara en todas sus reflexiones, especialmente en el capítulo dedicado a la naturaleza y el silencio en el movimiento romántico, así como su fascinante revisión de los libros escritos por exploradores de los lugares más recónditos.
Viaje al silencio es una lectura diferente, amena y reconfortante para los que, cada vez más en esta era de sonido, móviles y facebook, anhelamos la maravillosa sensación de estar en paz con uno mismo en la quietud que nos ofrece la naturaleza y que, desgraciadamente, estamos olvidando.
"La idea de que sólo nos sentimos felices y plenos cuando estamos con otras personas está en disonancia con el mito, igualmente extendido, de las limitaciones que los demás suponen para la autonomía individual y los "derechos" personales. Si necesito relacionarme con otras personas y tengo derecho a tener lo que necesito, será muy difícil establecer relaciones auténticas, generosas, incluso de igualdad. Sin embargo, la cultura popular no afronta este problema, sino que lo esconde. La consecuencia, casi inevitable, es la existencia de un creciente número de relaciones livianas, relaciones que aparentemente conectan a las personas, pero que no son vulnerables a las exigencias del amor y por tanto carecen de resistencia y de disciplina. El exceso de estímulos de la sociedad moderna es adictivo; cuanto mayor es la estimulación y la novedad, más se necesitan."
Vagando por la interné jaja llegue misticamente a este blog, y pues bastante interesante =D
ResponderEliminarSaludos!
Vamos, que esta mujer ha conseguido hacer lo que yo quiero... Voy a seguirle la pista a ver si se me pega algo, jajaja.
ResponderEliminarPor cierto, ya estamos nuevamente en las andadas... el lector de RSS no me avisa hasta hoy de que publicaste ayer pero aquí estoy, erre que erre, dispuesto a tomar buena nota de las recomendaciones de esta lectora antes que librera. ;)
Un besote.
Realmente no se si es muy compatible esto de los blogs con lo que afirma la autora sobre "relaciones livianas", pero esa búsqueda del silencio es también la nuestra.
ResponderEliminarHasta hace no mucho disponíamos de un refugio auténtico, apenas diez habitantes, sin televisión, sin teléfono, por supuesto sin internet... y alli huíamos de vez en cuando. Ahora ya no es posible, y bien que lo echamos de menos.
El silencio es algo que, desgraciadamente, no se valora, al contrario, prima el ruido constante. En la calle, en las casas, en los locales... Parece que tenemos miedo al silencio.
Saludos!
Roberto, yo no suelo llevar encima el móvil o no estoy pendiente de él (antes me encontráis en el correo que por ahí :D), pero es cierto que quien no tiene uno lleva dos encima, y que el ruido y la masificación es cada día mayor.
ResponderEliminarYo tengo en mente un proyecto que no sé si algún día podré llevar a cabo; perderme en algún pueblito perdido de Soria, de la que me enamoré cuando apenas la vislumbré hace unos años y que constituye, de momento, una de las regiones más deshabitadas de Europa. :)
Sí, todo un siddharta en potencia... :D
Abrazos.
Un saludo, La Belle. Me he encontrado casi por casualidad con tu blog y me he quedado prendado. Compartimos la pasión por Tolkien (aunque yo no estoy en la asociación). El Señor de los Anillos me llevó a querer se escritor (que es en lo que ando ahora).
ResponderEliminarEstás invitada a mi blog Tierra de Bardos, donde espero que te sientas muy a gusto.
Besos.
Bun)s(: ¡Gracias por tus palabras y bienvenido! Nos leeremos, seguro. ^^
ResponderEliminarHomo Libris: No sé por qué, pero imaginaba que la temática de este libro te podría interesar, ¡ja, ja, ja!
Me hace gracia leer que no soy la única que últimamente no lleva nunca el móvil encima y que planea en un futuro encontrar su sitio en un lugar más tranquilo: en mi caso, siempre me tirará el Norte de Navarra. Aunque quién pudiera en el Norte de Europa, claro. Pero siendo tan mediterránea como yo, necesito algo intermedio; ni tan arriba ni tan caluroso como nuestro viejo mar, y Navarra es para mí la mejor elección. ^^
¡Un abrazo!
Roberto: muy acertado tu comentario sobre los blogs. ;)
ResponderEliminarMaitland no está en contra de las nuevas tecnologías (de hecho, ella tiene web -www.saramaitland.com - y trabaja dando cursos on line), siempre que se utilicen bien -y sean silenciosas, ¡ja, ja, ja!-. Yo creo que ese párrafo puede servir más para redes sociales como facebook o tuenti, por aquello de su rapidez y brevedad, así como por la necesidad que siente la gente de ellas.
Qué penita lo de vuestro refugio, por cierto. Pero quién sabe: quizás acabais encontrando otro hasta mejor en uno de vuestros futuros viajes... ;)
Y nuestra sociedad tiene miedo al silencio, por supuesto. ¡Qué duda cabe!
¡Un abrazo!
Javier: Bienvenido por estos lares y gracias por tus palabras. Siempre es un placer hablar con gente que ama la obra de Tolkien. :) Mucha suerte con tus libros y nos leemos, claro.
ResponderEliminar¡Un saludo!
me llevo anotada esta recomendación en mi libreta. Otra que anda no solo sin móvil, sino también sin reloj por la vida y ama el silencio.
ResponderEliminarUn beso Alienor
otra que anda sin móvil, y sin reloj por la vida y ama el silencio.
ResponderEliminarme llevo anotada esta recomendación el mi libreta ¡gracias Alienor!
Bibliobulimica: andar por la vida sin móvil y sin reloj es uno de los pocos placeres que nos quedan a algunos. Lo del silencio también, pero es más complicado de conseguir, lamentablemente. ;)
ResponderEliminar¡Un abrazo!