Algo va mal es el legado póstumo del gran historiador Tony Judt. Si algo caracterizaba a este hombre, además de ser uno de los mayores expertos en la historia del siglo XX, era su preocupación ante la incertidumbre política mundial que nos ha tocado vivir. Si unimos estos dos puntos fuertes, quizás encontremos algo de luz para los tiempos que corren en su último escrito. Así que, ¿hacemos un poco de repaso histórico?
Tras la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos y Europa llegaron a la conclusión de que el Estado debía intervenir en algunos aspectos de la vida de los ciudadanos para compensar ciertas deficiencias. Gente como Keynes, Roosevelt o De Gaulle (todos, por cierto, conservadores) sabían lo que era la inseguridad social tras una guerra, y creyeron que el mejor modo de combatir esa inestabilidad era reducir el desempleo y la desigualdad: medidas como el acceso a la educación, el transporte público, el subsidio por desempleo o la vivienda protegida, entre otras, se pusieron en marcha. Daba igual quién gobernara, que se llevaban a cabo. Y, oigan, que funcionaron. Recordemos, por ejemplo, cómo se sobrepuso Alemania a dos guerras en una sola generación...
Pero todo idilio llega a su fin y, el que nos ocupa, terminó en la década de los setenta. Por un lado, tenemos a los jóvenes de nueva izquierda, que con un batiburrillo ideológico en sus cabezas (marxismo, libertad sexual, drogas, lucha antisistema...) vieron en la actitud del estado simplemente autoritarismo y rompieron con la socialdemocracia. Por otro, la derecha vio en las empresas públicas una falta total de rentabilidad y una gran ineficiencia y, en los subsidios por paro, algo así como una recompensa a la holgazanería de algunos.
Así, llegó la separación entre conservadores y neoliberales y en la década de los ochenta nos encontramos con una izquierda generalmente minoritaria y sin rumbo frente a una derecha con pesos pesados como Thatcher y Reagan, padres de una política digna creadora de V de Vendetta.
Algo va mal es una defensa emotiva de la socialdemocracia pero, no por ello, poco pensada. También es una crítica al retroceso del papel del Estado en la economía de los países, especialmente en Estados Unidos. Si alguien, por cierto, no entiende por qué medidas como la sanidad pública son algo tan controvertido en los States, este libro lo explica la mar de bien.
Pero si algo caracterizaba a Judt era su espíritu crítico, así que hace especial hincapié en el problema de la izquierda, lejana muchas veces de los ciudadanos y carente de un lenguaje político apropiado tras la caída de los grandes regímenes socialistas.
Judt, por otro lado y al igual que V, no sólo ve culpable al Estado de la situación actual: nosotros, como ciudadanos, estamos fallando. El desinterés político es algo comprensible, pero no por ello saludable:
"Si los ciudadanos activos renuncian a la política, abandonan su sociedad en manos de funcionarios mediocres y venales." "Debemos hallar la forma de que las autoridades escuchen y respondan a quienes son su base y les paga: nosotros."
En un momento dado, Tony comenta que son muchos los jóvenes comprometidos con ONG´s. Y lo ve bien, "pero las repúblicas y las democracias sólo existen en virtud del compromiso de sus ciudadanos en la gestión de los asuntos públicos." Un parrafo sobre el que pensar, ¿no os parece?
Por último, en Algo va mal se defiende la necesidad de ser críticos con quienes nos gobiernan, se asegura que la disconformidad es necesaria para el buen funcionamiento de la vida social y avisa:
"Una democracia de consenso permanente no será una democracia durante mucho tiempo."
Algo va mal, en resumen, es un libro para reflexionar y comprender la situación política y económica que nos ha tocado vivir. Bien escrito, cercano y ameno, no nos da, sin embargo, un remedio mágico para solucionar el mundo. Aunque, quizás, ese remedio comienza con un golpetazo en la cara como el que la ágil prosa de Judt nos da.
ALGO VA MAL, Tony Judt.
Editorial Taurus.
Madrid, 2010.
ISBN: 9788430607969
Tapa blanda.
19 euros.
Jejeje, bien sabes que este título es uno de mis pendientes (de adquirir y leer) por la sugerencia que hiciste aquí mismo hace un tiempo. La reseña que haces lo convierte en más apetecible, qué duda cabe, jejeje.
ResponderEliminarDe todas formas, y aunque estoy totalmente de acuerdo con los párrafos que citas: "Si los ciudadanos activos renuncian a la política, abandonan su sociedad en manos de funcionarios mediocres y venales." "Debemos hallar la forma de que las autoridades escuchen y respondan a quienes son su base y les paga: nosotros.", la verdad es que me resulta llamativo que después afirme que son muchos los jóvenes comprometidos con ONG "pero las repúblicas y las democracias sólo existen en virtud del compromiso de sus ciudadanos en la gestión de los asuntos públicos". Aquí creo que ha obviado el peso que en las últimas décadas han tenido los Nuevos Movimientos Sociales (pacifismo, feminismo y, sobre todo, ecologismo) a través de las organizaciones en el cambio de orientación política en un sinnúmero de países. Claro que no todas las ONG están vinculadas a estos movimientos pero la influencia de las que sí lo están ha marcado la agenda política no solo de partidos verdes (o de nueva izquierda) sino de cualquier signo político.
Sea como fuere, es un título que me parece indispensable por como nos lo "vendes" y por todo lo que parece guardar tras su portada. ¡Me lo pido! :)
Un abrazo grande.
Pensar, reflexionar, comprender, ¿y dices que no nos da remedio mágico para solucionar el mundo, Alienor?,
ResponderEliminarEl tema es arduo para este martes-lunes así que te contesto con las palabras de Zygmunt Bauman:
"Los partidos de izquierdas han abandonado en general...la causa del más débil.(...) Olvidaron...primero, que la comunidad tiene el deber de asegurar a cualquiera de sus miembros frente a un infortunio individual, y segundo, que la calidad de la sociedad debería medirse, no en función del bienestar medio de sus miembros,sino del de sus partes más débiles. (.....) Mientras, la extrema derecha y los movimiento populistas recogen los postulados que la izquierda abandonó pretendiendo ser sus engañosos defensores, mientras desvían a la gente del verdadero origen de su desgracia."....
Aunque se que es simplificar mucho a Keynes, me parece que sólo con intervencionismo estatal no solucionamos esta crisis...
¿y si creásemos más espacios para reflexionar?
Desde luego, como te sienta a ti el finde, jejeje!
Parece interesante, veo que mencionas mucho a V, yo la verdad que solo conozco la peli y no me gustó nada la verdad.
ResponderEliminarEn cualquier caso comparto la idea, el individuo siempre debe estar vigilante ante cualquier forma de poder, es cuestión de tiempo que se corrompa, al mismo tiempo que es necesario organizarse de alguna forma, y ninguna de ellas es infalible.
Homo Libris: Hombre, sabía yo que este libro era uno de tus pendientes, ¡ja, ja, ja! ;)
ResponderEliminarTen en cuenta, de todas maneras, que yo he resumido muuucho a Judt y que utilizo las anotaciones que durante la lectura del libro me han llamado la atención. Si mal no recuerdo Judt no restaba importancia a este tipo de movimientos, sino que comentaba su preocupación por la creciente desinterés político de los jóvenes y su "yo paso de votar".
A mí siempre me pareció un señor muy valiente por decir las cosas tal y como las pensaba en Estados Unidos, un lugar donde la uniformidad pública se ha instalado en las comunidades y, si opinas de diferente manera, eres marginado en silencio. No tenía que ser nada fácil criticar la política de Israel y considerarse de izquierdas, tal cual. No sé si "Algo va mal" se leerá mucho allá, visto el éxito del Tea Party...
¡Un abrazo!
Maribel: creo que el finde me sienta igual de bien que a ti, que me respondes con Bauman, ¡ja, ja, ja! ¡Eso sí que es nivel, chica! XD
ResponderEliminarDesde luego, sólo con intervencionismo no solucionamos la crisis y, la verdad, no tengo ni idea de cómo solucionar nada de este mundo. A veces pienso que tanta lectura de libros y noticias hace que sea demasiado negativa. ¿Soy la única que pienso que todo está tan enfermo que igual una hecatombre e irnos todos a freír espárragos no vendría mal?
Entiéndeme: me acabo de levantar, aún no he tomado el primer café de rigor y estoy leyendo lo del Tea Party en Estados Unidos... ¡Todo amor! XD
¡Un abrazo!
Sonja: sí, el libro es muy interesante. Te lo recomiendo, porque además se lee en un plis.
ResponderEliminarEn cuanto a V, tenía más en mente el cómic (por aquello de ser hijo del thatcherismo, como bien reconoció Alan Moore) que la película, lo que pasa es que me apetecía poner algún vídeo de sus discursos, por aquello del sentido del humor... quizás algo retorcido. ;)
Jo, pues a mí me gusta mucho V, tanto la novela como su protagonista. Es que en casa somos muy fans de Alan Moore. Y espero que admitir que la película -aunque varía de la novela gráfica- me gustó no me reste puntos. ;)
¡Un abrazo!
Alienor, precisamente anoche, pensando en e libro y en que tengo que ir por él, me acordaba de mi comentario y en que, al fin y al cabo, son extractos del libro lo que nos traes por lo que tendría que leerlo antes de ver cómo trataba el peso de las organizaciones en el cambio de modelo político. Sí que estoy con él en lo que comentas: que hay demasiada dejadez respecto a la política (el "yo no voto" no sirve de nada) y esto beneficia precisamente a los políticos que busquen dictar sus normas y que la ciudadanía las siga sin rechistar. Un Ensayo sobre la lucidez tendríamos que escribir con el voto...
ResponderEliminarBesotes.
Hola
ResponderEliminarMe ha gustado mucho leer este post n_n Me gusta la valentía de Judt al defender sus convicciones (incluso nadando contra corriente). Siempre es bueno volver a pensar sobre la política (pasada y actual) y en como repetir una y otra vez los mismos errores. Como si no quisiésemos ver que algo falla… y en mi opinión (y sólo es eso, mi opinión) lo que falla es la base.
Yo soy de los que “pasa” de votar, nunca he votado (a nivel político). Y aun así, no me considero un joven que pase… primero pq no soy tan joven -_-U y segundo, pq mi problema es que no creo en el fundamento de la política actual (repito que es sólo una opinión). Y esa base es el voto universal. Imagino que es contrario a todo lo que nos han enseñado… todos tenemos derecho al voto. Lo sé muu bien (soy jurísta) pero si hago un esfuerzo para ser sincero (y la verdad es que no me cuesta mucho XDDD) no creo que todos tengamos que tener ese derecho. Y con ello rompo con los pilares de la sociedad jurídico-política actual… ¿es grave? No lo creo.
Tampoco creo que todo el mundo piense que el sistema electoral español funcione. Y no entró en valorar circunscripciones y explicaciones que no vienen al caso (pues a mí, curioso, el sistema nacional sí me convence –comparado con otros-); pero es la gente la que no lo hace. Soy consciente que esto no es popular, pero no todo el mundo está preparado o es consciente de la importancia y peso que tiene un solo voto, incluso la ausencia del mismo. Yo por mi parte, me “entretengo” con la política y aún así no considero que esté preparado para emitir uno.
Espero que no se malinterpreten mis palabras ;) Tampoco pretendo cambiar la ideología de nadie.
Hasta pronto.
Genial post.
Me interesa mucho el tema del libro porque me preocupa como va todo en este mundo donde vivimos y vivirán nuestros hijos y nietos.
ResponderEliminarYo vengo de una dictadura y recuerdo como nos peleábamos la incipiente democracia desde una izquierda viva y con ganas de cambiar el mundo. !Madre mía¡ ahora veo que hemos conseguido mucho, pero hemos dejado la política como algo malo, a un lado, creo que la culpa es mucha de los políticos, pero los ciudadanos también debemos analizarnos ¿ qué hacemos?.
Un tema para debate.
Un abrazo
Teresa
¡Perdonad por la tardanza! Se me va la cabeza con esto de responder comentarios, ¡qué barbaridad!
ResponderEliminarHomo libris: efectivamente, Judt se refiere más a la dejadez en el tema del voto. Necesitaríamos, es verdad, más lucidez en este tema. O una lectura obligatoria a nivel nacional del nuevo libro de Nussbaum, del que ya os hablaré, ya... ;)
River: Dios mío, qué soliloquio. ¡No me extraña que seas jurista! :P
Lo de votar o no es todo un tema que da para muchos debates, pero entiendo tu postura. A mí también me sucede que quiero votar para cambiar las cosas pero luego contemplo el panorama político nacional y pienso "pero, ¿para qué?". Pero en fin, no dejo de hacerlo porque sigo teniendo esperanzas, ¡ja, ja, ja! ;) Y es también verdad que otras veces veo a gente impresentable y pienso, "¿Y este cani tiene derecho a votar? ¿Me posiciono mejor a favor de un nuevo oligarquismo?" Es todo una cuestión muy personal, pero nada se malinterpreta aquí, tranquilo. :)
Teresa. gracias por tus palabras. A mí también me preocupa qué mundo estamos dejando a los que vienen detrás. El panorama, desde luego, no es alentador. Y cuando, en mi caso, ves que la gente más joven ha olvidado cuánto se sufre con una dictadura y cada vez se posiciona más al lado de este tipo de ideas, me da qué pensar...
Mucho debate, sí. Y un gran libro. Que los disfrutes si lo lees. :)
¡Un abrazo!