"Leí El Señor de los Anillos por primera vez cuando tenía dicecisiete años y trabajaba como jardinero en un cementerio. Todos los días me perdía entre las criptas cubiertas de hiedra y umbríos sotos y, mientras avanzaba la tarde, me sumergía en el mundo insólito y maravilloso cuya entrada me habían franqueado los libros de J.R.R. Tolkien. Los mitos y leyendas me habían atraído desde siempre y era como si lo que más me interesaba de aquellas historias estuviera destilado, refinado y moldeado en aquella obra de insuperable fascinación. De este modo, las zonas residenciales de Middlesex se convertían en la Tierra Media y mis amigos y yo nos transformábamos en montaraces, y así decidí que prefiría ilustrar libros a cuidar tumbas.
Esta semana nos llegaba a la librería una maravillosa sorpresa: la edición en castellano de El Señor de los Anillos. Cuaderno de bocetos de Alan Lee. Si alguien me preguntara qué representa mejor la Tierra Media para mí no dudaría en decir que los dibujos de este señor, y que me perdone John Howe. Pero es que Alan Lee reúne en sus obras esa magia inherente a las palabras de Tolkien, la belleza élfica y toda la melancolía y el lirismo que el mundo creado por el Profesor requiere.
Claro que no soy objetiva: crecí admirando sus dibujos de aquel increíble libro de Hadas que iluminó mi infancia y, ya en la universidad, vislumbré la magia de los cuentos del Mabinogion a través de la edición descatalogadísima en castellano con sus ilustraciones que Luis, muy amablemente, me fotocopió para un taller literario de la Sociedad Tolkien.
En este Cuaderno de bocetos, las palabras de Alan nos sirven de guía mientras viajamos a través de las diferentes etapas de su trabajo para la edición ilustrada de El Señor de los Anillos. También encontramos una parte de sus creaciones para la trilogía cinematográfica de Peter Jackson, bocetos y esbozos, así como obras inéditas dibujadas para este libro.
Esta semana nos llegaba a la librería una maravillosa sorpresa: la edición en castellano de El Señor de los Anillos. Cuaderno de bocetos de Alan Lee. Si alguien me preguntara qué representa mejor la Tierra Media para mí no dudaría en decir que los dibujos de este señor, y que me perdone John Howe. Pero es que Alan Lee reúne en sus obras esa magia inherente a las palabras de Tolkien, la belleza élfica y toda la melancolía y el lirismo que el mundo creado por el Profesor requiere.
Claro que no soy objetiva: crecí admirando sus dibujos de aquel increíble libro de Hadas que iluminó mi infancia y, ya en la universidad, vislumbré la magia de los cuentos del Mabinogion a través de la edición descatalogadísima en castellano con sus ilustraciones que Luis, muy amablemente, me fotocopió para un taller literario de la Sociedad Tolkien.
En este Cuaderno de bocetos, las palabras de Alan nos sirven de guía mientras viajamos a través de las diferentes etapas de su trabajo para la edición ilustrada de El Señor de los Anillos. También encontramos una parte de sus creaciones para la trilogía cinematográfica de Peter Jackson, bocetos y esbozos, así como obras inéditas dibujadas para este libro.
Ciento cincuenta dibujos y una magnífica presentación para una obra que nos hace de nuevo dirigir nuestra mirada y nuestro corazón a la Tierra Media. ¿Vas a perder el pasaje para este viaje? Yo, desde luego, no.
Al este de la Luna, al oeste del Sol
hay una colina solitaria;
sus pies están en el mar verde claro
sus torres son blancas y quietas,
más allá de Taniquetil
en Valinor.
Allí no van las estrellas, excepto una solitaria
que huyó de la Luna;
y allí están los dos árboles desnudos
que daban la flor plateada de la Noche,
que daban el esférico fruto del Mediodía
en Valinor.
Están las costas de Faëry
con sus playas de guijarros iluminadas por la luna
cuya espuma es música de plata
en el suelo opalescente
más allá de las grandes sombras del mar
en el extremo de la arena
que se extiende para siempre
hasta la puerta con cabeza de dragón,
el portal de la Luna,
más allá de Taniquetil
en Valinor.
Al oeste del Sol, al este de la Luna
está el puerto de la estrella,
la blanca ciudad del Vagabundo
y las rocas de Eglamar.
Allí se refugia Wingelot,
mientras Eärendel mira a lo lejos
sobre la oscuridad de las aguas
entre aquí y Eglamar;
lejos, lejos, más allá de Taniquetil
en Valinor, a lo lejos.
Al este de la Luna, al oeste del Sol
hay una colina solitaria;
sus pies están en el mar verde claro
sus torres son blancas y quietas,
más allá de Taniquetil
en Valinor.
Allí no van las estrellas, excepto una solitaria
que huyó de la Luna;
y allí están los dos árboles desnudos
que daban la flor plateada de la Noche,
que daban el esférico fruto del Mediodía
en Valinor.
Están las costas de Faëry
con sus playas de guijarros iluminadas por la luna
cuya espuma es música de plata
en el suelo opalescente
más allá de las grandes sombras del mar
en el extremo de la arena
que se extiende para siempre
hasta la puerta con cabeza de dragón,
el portal de la Luna,
más allá de Taniquetil
en Valinor.
Al oeste del Sol, al este de la Luna
está el puerto de la estrella,
la blanca ciudad del Vagabundo
y las rocas de Eglamar.
Allí se refugia Wingelot,
mientras Eärendel mira a lo lejos
sobre la oscuridad de las aguas
entre aquí y Eglamar;
lejos, lejos, más allá de Taniquetil
en Valinor, a lo lejos.
¡Jo! Qué chulo... me encanta!! Se lo pediré a los Reyes, a ver si hay suerte...
ResponderEliminarBuffff después de ver el precio tan exagerado que tiene La última canción de Bilbo, no sé yo si me apuntaré a este. Por cierto que soy más de Howe que de Lee. Creo que los dibujos de Lee son como más etéreos y los de Howe tienen mucha fuerza. En fin, ni caso a mis divagaciones xD
ResponderEliminarLady Boheme: tú deja caer el comentario delante de la familia, a ver si cuela... ^^
ResponderEliminarElwen: Sí, "La última canción de Bilbo" era caro para ser un poema, pero te aseguro que yo me esperaba aún más precio, doce o trece euros. Pero ya se sabe: no te lo iban a sacar de bolsillo y con eso de que es ilustrado unos diez seguro que iba a costar.
A mí, chica, también me gusta mucho John Howe. ¿Has visto un libro que han sacado suyo titulado "Mundos perdidos"? ¡Un pasote! Dejaré caer su título en comidas familiares, a ver si pillan la indirecta, ¡ja, ja ,ja!
De todas maneras, ya sabes que esto de los ilustradores es cuestión de gustos y, desde luego, ambos son los mejores. Además en este caso el precio del libro de Lee, así como el de Howe, no me parece tan excesivo como de normal. :)
¡Un besote a las dos!
Yo también pensaba que el poema de Bilbo nos saldría por más (sobre todo porque esto es como la ropa de bebé: no por pequeño va a ser más barato, siempre buscarán algo que vender, ya sea la exclusividad, el diseño...), pero en fin: habrá que apuntar el libro de Lee en la lista de deseos, jejeje. A ver si alguien se compadece de un servidor.
ResponderEliminarPor cierto, no se me ven las imágenes pero me ocurre otro tanto con los vídeos incrustados en otro de mis blogs de Blogger, así que imagino que será cosa de ellos. Te lo comento por si lo corroboras o es cosa exclusivamente mía.
Un besote.
Homo Libris: Jo, pues a mí tampoco se me ven y sólo me ocurre en esta entrada. ¡Si ayer se veían! ¿Los informáticos no le encontráis explicación a este tipo de cosas? ;)
ResponderEliminarMañana lo cambio, que hoy estoy vaga. XD
¡Besotes!
Es un libro precioso...lo regalé hace unos días. La verdad es que Alan Lee dibuja de miedo.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho leerte.
Saludos!!
María: Es un libro perfecto para regalar, ¿verdad? Lo que hace Alan Lee con el carboncillo es alucinante.
ResponderEliminarGracias por leerme y un placer leerte. :)
¡Saludos!