miércoles, 21 de abril de 2010

Arar

Ya que ayer una migraña en mi día libre (tiene narices...) me impidió asistir a la presentación del nuevo poemario de Ángel Gracia en el Fórum de la Fnac Plaza de España, no querría pasar por aquí sin al menos compartir su buen hacer literario con vosotros.

Arar es una obra que, siguiendo la estela de otros poetas como Wordsworth o Machado, tiene como eje central la naturaleza y las cosas sencillas de una vida cotidiana de campo, aunque desde ahí sus lecturas se multiplican. Se podrían decir muchas cosas sobre ella, pero siempre he sido muy torpe a la hora de describir mis sensaciones ante un poema. Jesús Jiménez Domínguez ha hecho un maravilloso análisis de Arar, tan hermoso que a él os remito. Yo, por mi parte, os dejo con los versos de Ángel, porque hay cosas que bien hablan de su valía por sí solas.

ATAJOS

No sé cómo trazar el río
que une la nube con las hojas,
pasando por pozas azules y barrancos secos.
No sé cómo ser río
que asciende al nacedero abierto,
olvidando viejos meandros y deltas derrumbados.
Por eso salto por los roquedales,
hasta perderme en un cauce donde
las aguas huyen de la oscuridad
impetuosamente, derramando
pequeños azúcares de piedra.

Al salir del remolino, por encima
de la montaña ávida de sombra, alcanzo
la hierba en su nido, el altar del ruiseñor.
El agua se embadurna de dulzura,
y más arriba del aire aparece
el manantial del corazón nevado.

Y por fin encuentro un río en harapos,
confuso de amor recién brotado,
con el rostro embriagado sobre el lecho.



SOBRE LO ARADO

La llovizna perdurable sostiene el cielo
y el río es la nube que nos protege.
El deber del viento es cribar las semillas
de la ceniza. Su deber es abañar a los hombres.
Unos reparten sílabas de agua
entre los soles fatigados.
Otros, sales entre los cántaros sedientos.
Y así el corazón de la cosecha
se hace pandemia de espiga.

Aro el invierno contra el tiempo.
Aro a destajo la noche.
Aro el barbecho que las palabras me legaron.
Y es como si la tierra amase el arado
y con la mano de rayo y la mano de lluvia
magullara la primera alegría de las estaciones.

Aro, camino sobre lo arado.


Arar, de Ángel Gracia. Editado por Prames: no lo olvidéis en vuestra próxima visita a una librería. ;)

6 comentarios:

  1. La verdad es que es hermosísima... Jo, qué rollo lo de la migraña (y más aún en tu día de descanso, todo hay que decirlo :( ). Espero que ya estés bien y, aunque no pudieras estar en la presentación, al menos te queda su libro para disfrutar con la poesía.

    Gracias por compartirlo con nosotros. :)

    Un abrazo.

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  2. Vuelvo por aquí únicamente (de momento) para felicitar:

    ¡Albricias! ¡Feliz Día del Libro!

    Un besote.

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  3. Homo Libris: Me alegro de que te haya gustado la poesía de Ángel; desde aquí no puedo más que recomendarla fervientemente. ^^
    Ya estoy mejor, gracias, pero tiene narices que me pase en mi día libre, snif. Por cierto, y aunque sea con retraso, ¡feliz día del libro! Para mí no fue tan bueno porque curré diez horas, ¡ja, ja, ja!
    Un besote!

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  4. Ya lo vi por mi blog. Imaginaba que para ti sería un día difícil, dada tu profesión, pero en fin. No deja de ser "nuestro día", el de todos los que amamos a los libros.

    Me alegra que ya estés mejor. Si es que eso es lo que pasa: está uno perfectamente y es tomarse el día libre o tener unas vacaciones y ¡zasca! A ponerse "malos". Malditas leyes de Murphy...

    Besos.

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  5. Después de diez horas en la librería, te juro que parecía un zombie. Eso sí, me lo pasé teta. Es un gran día para los que amamos los libros; además, los clientes vienen muy receptivos para las sugerencias, no sé por qué. ^^

    ¡Besos!

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  6. Bueno, esa semejanza "zombil" seguro que tuvo algún lado bueno: ¡a Manu le encantaría! ;P

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