viernes, 30 de octubre de 2009

El rey de Ítaca

Si una novela nos llega a la librería y tiene por título El rey de Ítaca, es más que evidente que una servidora va a leérselo por fanatismo puro y duro. Fanatismo por Homero y por las recreaciones del mundo clásico pero, ante todo, por amor y devoción hacia Ulises, claro. Mi héroe favorito, el niño de mis ojos. ¡El primer hombre con barba que me gustó gracias a Ulises 31! Hasta tengo un pin de él y todo. XD

Pero bueno, que ya me estoy desviando del tema. El caso es que cogí esta primera novela de Glyn Iliffe con alegría reservada y cierto temor. El hecho de que el hombre sea licenciado en Lenguas Clásicas por la Universidad de Reading y su pasión por la historia y los mitos de la Antigua Grecia me daban cierta tranquilidad, pero en este mundo de la novela histórica actual, una no se puede fiar...

...

Os estoy dejando con la duda sobre mi opinión tras su lectura, ¿eh? ;) Pues sólo puedo decir una cosa: tremendo. Y más: divertido, bien elaborado, trepidante... Todo eso podemos encontrar en esta maravillosa novela que, con gran regocijo al buscar la portada de la edición inglesa (es mucho más bonita con eso de "Era un tiempo de héroes" y no "Las aventuras de Ulises", como en la edición de Duomo en España, dónde va a parar), va y compruebo que se trata tan sólo de la primera entrega de una saga que Iliffe quiere dedicar a una de las epopeyas más importantes de la historia de la humanidad (¡Por favor, que traduzcan Gates of Troy ya!). Pero tranquilos, que la historia aquí, lo juro, es autoconclusiva. De verdad de la buena. ^^


Lo que me sorprendió a priori del libro (confieso que me lo llevé a casa sin leerme la contraportada - ¡Trataba sobre Odiseo, por todos los dioses: eso ya era suficiente!-) fue que no abordaba las aventuras de Ulises que se relatan en la Odisea, tal y como el subtítulo en español puede dar a entender. Mucho mejor que eso: Iliffe nos acerca a la figura de Odiseo cuando aún es príncipe, una historia del personaje casi desconocida para el gran público. En concreto, desde que el oráculo de Parnaso le aconseja ir a Esparta en busca de una princesa para mantener Ítaca a salvo de los conspiradores, hasta su subida al trono ya desposado con Penélope.

Iliffe concede una gran importancia en su obra al cortejo de los príncipes griegos a Helena en Esparta (¡qué gran reconstrucción histórico-mitológica, qué bien urdidos todos los entramados políticos que su casamiento conllevaba!), que dura una gran parte de la novela. Si a esto añadimos que sabe mantener la tensión continua en lo referente al duro momento que está pasando la pequeña isla de Ítaca, la narración adquiere una incertidumbre más que relevante. ¡Es que no se puede dejar de leer!

¿Hay más? Claro que sí: todos los personajes que aparecen en la novela están muy bien trazados y desarrollados. Especialmente me gustan Epérito, Méntor, Clitemnestra, Ulises y Penélope. Qué hermosa es la parte dedicada al enamoramiento de estos dos últimos; ¡qué bien presentada la personalidad de Ulises en toda su complejidad!: honorable, inteligente, ingenioso en el arte de mentir cuando se necesita... Una maravilla, en resumidas cuentas, que no sólo se queda en los protagonistas de la aventura: los diálogos entre ellos están muy inteligentemente elaborados y son un fiel reflejo de la amistad, el honor y la política entre las élites de la época; el suspense es envidiable, el ritmo no decae en ningún momento... Y si a esto le añades el acertado detallismo histórico y la sensación de estar leyendo un gran libro de aventuras a la antigua usanza, ¡pues bienvenido sea al mundo de la novela histórica, don Iliffe!

Sólo tengo una queja... Y una bien gorda. Algo absurda, de acuerdo, pero gorda: ¿Cómo que Ulises NO es hermoso? ¡Por Zeus! ¿Cuántas veces se nombra en la Odisea al "hermoso Odiseo"? Que vale que también se dice que sus piernas eran algo cortas y su pecho muy ancho para ser perfecto como Aquiles, pero ERA HERMOSO. Y no acepto réplicas a este respecto. Y para demostrar no sólo literariamente que Ulises era guapo, ahí van un par de fotillos de Sean Bean en Troya, como quien no quiere la cosa. Por aquello de ilustrar ^^:


¡Vamos, dadme este Odiseo y os regalo a Aquiles con toda su cólera! ;) No puedo evitar, llegados a este punto, poner la foto de "Ulises ensangrentado" que tanto me gusta y repito, porque él lo vale:

¡En fin! Para finalizar, y dejando mis hormonas femeninas de lado, sólo añadir que El rey de Ítaca es una novela sencilla, accesible para todo tipo de público, con mucho estudio minucioso de las fuentes clásicas de fondo, agradable y muy entretenida. Un libro de aventuras mezclado con la mejor esencia de los mitos griegos: para mí, diversión asegurada. :D

lunes, 26 de octubre de 2009

Novedades bibliográficas sobre la Edad Moderna

Pedro, mi jefe, tiene una teoría muy graciosa sobre la Edad Moderna: basándose en la poca bibliografía que nos llega a la librería sobre ella (dejando de lado la sección de Arte) está convencido de que, en realidad, nunca existió. O de que, a lo sumo, sólo tuvo importancia la Revolución Francesa. Y es que parece que a las editoriales, quitando los manuales de rigor y los libros sobre el famoso conflicto francés, no les apetece publicar nuevas investigaciones sobre este periodo histórico. Mientras que de Historia Contemporánea, Antigua y Medieval cada semana hay una grata sorpresa, la Edad Moderna (concreto: europea, porque respecto a la española, como es lógico en este país, se publican bastantes libros especializados) parece condenada al olvido bibliográfico...

Menos mal que los pobres especialistas en este área histórica a veces reciben alguna que otra alegría. La semana pasada, sin ir más lejos, dos preciosos títulos nos llegaron a la tienda y nos apresuramos a darles la exposición merecida.

El primero de ellos es Accidentes del alma. Las emociones en la Edad Moderna, de María Tauset y James S. Amelang. Editado por Adaba, cómo no: una de las pocas editoriales que se arriesga con ensayos interesantes y para públicos selectos.

María Tauset, por cierto, es una historiadora de Zaragoza, que ha investigado mucho sobre los conflictos religiosos en la Edad Moderna, así como sobre temas muy cercanos a la antropología como son la brujería, la magia y la locura. En el caso que nos atañe, Tauset hace un recorrido, junto a Amelang, sobre la historia de las emociones que tan de moda está ahora, centrándose, por supuesto, en los siglos XVI al XVIII. Un libro que, por su originalidad, habrá que tener en cuenta para próximas lecturas.


La segunda sorpresa que nos llevamos vino de la mano de otra gran editorial de ensayo, Katz. Se trata del libro La crisis del siglo XVII. Religión, reforma y cambio social, del historiador Hugh Trevor-Roper, uno de los más importantes de la historiografía británica de posguerra. En él, Trevor-Roper expone su teoría de que la crisis intelectual y social que se vivió en Europa en ese siglo fue el inicio de los sucesos revolucionarios posteriores. Nos habla también de la caza de brujas, del capitalismo y el calvinismo o del nacimiento de nuestro concepto de libertad, entre otras muchas cosas.


Si a todo esto añadimos que su prosa siempre ha sido muy elogiada por sus compañeros y sus lectores, quizás estamos en un buen momento para ponernos al día, gracias a estos tres autores, en la bibliografía de una época histórica que muchos, entre los que yo me encuentro, tenemos ciertamente muy olvidada. ¡Pero nunca es tarde si la dicha es buena!

miércoles, 21 de octubre de 2009

Batman: condado de Gotham

Hace unos días le comentaba a una cliente, lectora de Satrapi, Alex Robinson y demás autores de cómics para adultos, que también en los cómics de superhéroes que ella dijo detestar había buenas historias.

Bien, pues este no es el caso de Batman: condado de Gotham. La verdad, me esperaba algo más de Steve Niles, guionista de 30 días de noche, y de Scott Hampton, habitual dibujante de la maravillosa serie Lucifer. Pero no todo puede ser siempre perfecto en Gotham; con lo que prometía la portada de marras...


La novela gráfica narra una serie de extraños y cruentos asesinatos que investiga Batman que acaban tomando un tinte sobrenatural y una, ¡oh, cómo no!, "novedosa" temática zombie (ya me empiezo a asquear de esta moda -¡Nooooooo!-, pero también tengo que admitir que, desde siempre, Niles ha sido muy dado a este tipo de argumentos). Si ya de por sí el comienzo me resultó flojo, la explicación del porqué Batman se ve envuelto en esta historia de ultratumba no veo por dónde pillarla. Es más, la aparición de los que considero dos de los personajes más absurdos del universo DC, El Fantasma Errante y Dead Man, acaba por convertir la trama en algo que no tiene ni pies ni cabeza.


En fin, una hora perdida de lectura. Es que por parecerme, no me ha parecido ni una historia entretenida. Pero hasta de cómics así consigo sacar citas medianamente decentes sobre mi superhéroe favorito:

"Si algo soy, es un superviviente. ¡Y los supervivientes se adaptan y cambian!"

A pesar de los malos guiones, Batman siempre será lo que es: el mejor. ^^

viernes, 16 de octubre de 2009

Releyendo "El amor la soledad"

"¿Quieres que te diga la verdad? La filosofía no tiene ninguna importancia. Las novelas no tienen ninguna importancia. Sólo cuenta la amistad; sólo cuenta el amor. Digamos más bien: sólo cuentan el amor y la soledad. O mejor aún: sólo cuenta la vida. Los libros forman parte de ella, sí, y eso es lo que les salva. Pero no por eso la vida deja de seguir su curso... Los libros forman parte de ella pero, ¿cómo podrían contenerla? Hablan de ella pero, ¿cómo podrían reemplazarla? A lo sumo pueden decir la verdad de lo que vivimos, esa verdad que no está en los libros o que no puede estar en ellos más que porque está primeramente en nuestra vida. Verdad del sufrimiento y de la alegría, de la entereza y del cansancio, verdad del amor, verdad de la soledad... ¿Para qué sirve si no la filosofía? ¿Para qué sirve la literatura? Y sin amor, ¿de qué sirve vivir? Sigo citando a Laforgue: "¡Qué solos nos encontramos! ¡Qué triste es la vida!". Sin embargo, ahí nace el amor, y la alegría, la única auténtica alegría, que es la de amar. Es lo que he leído en Spinoza y lo que la vida me ha confirmado. Todos los acontecimientos más comunes de la vida son vanos y fútiles, y sólo el amor es extraordinario, cuando se llega a amar, y eso sucede a pesar de todo. Al menos un poco, al menos alguna vez, incluso mal, incluso de forma mezquina y triste... La cuestión no está en saber si la vida es bella o trágica, ridícula o sublime (es lo uno y lo otro, naturalmente), sino si somos capaces de amarla tal como es, es decir, de amarla. Eso deja a la literatura en su puesto, que no es el primero ni el último. Los libros no valen más que en la medida en que nos enseñan a amar; por eso algunas obras maestras son irreemplazables, y por eso tantos libros no valen nada -¡y las novelas de amor, salvo excepciones, menos aún!-. "Eso es una novela", se dice a veces, cuando se quiere decir: eso es una sarta de necedades y de mentiras. Pues sí, la mayoría de las novelas no son más que "una novela". Tengo algo mejor que hacer: tengo algo mejor que vivir. Lo más urgente es dejar de mentirse. La verdadera vida no es la literatura: la verdadera vida es la vida verdadera."

Aquí dejo esta reflexión de uno de mis filósofos de cabecera junto a Montaigne. Aquí, en un blog de literatura, qué ironía después de lo escrito. ;) Adoro a Comte-Sponville. Siempre es un placer y una iluminación releer sus obras. Especialmente, tras haberse zambullido una en la desesperación de Cioran, con todas sus contradicciones y su pesimismo. Creo que lo único que les une es su rechazo a un sistema filosófico... Cioran es hermoso, pero abruma, angustia y entristece; Comte-Sponville, por el contrario, es humilde -sigue la estela de Montaigne en aquella frase de "yo no enseño, yo cuento"- y me ayuda a sentirme mejor.

"Este libro me satisface, y ojalá satisfaga también a los lectores como está, frágil e imperfecto. Esta fragilidad forma parte de la vida. ¿Por qué no habría de ocupar su lugar también en los libros?"


Me gusta la prosa de André. Es sencilla, hermosa, cercana; no trata sobre abstracciones insípidas ni trata de ser original ("No busco la originalidad: ¡una idea que nunca ha tenido nadie tiene todas las posibilidades de ser un disparate!") . Es lo que es: humano. Es lo que yo espero que un pensador sea: un humanista.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Premios

Hace unos días recibí un premio desde el blog de Homo Libris:

¡Muchísimas gracias! Me hace mucha ilusión porque es mi primer premio en este mundillo del blog y porque viene de la mano de una persona que me gusta cómo escribe, lo que me enseña y lo que transmite en cada una de sus entradas, así que me siento más contenta y halagada que si me lo hubiera concedido otra persona. :)

Se ve que esto de los premios tiene sus normas y en este caso yo tengo que premiar a otros blogs que, según mi parecer, merecen el mismo honor. Como ya comenté en la página de Homo Libris, hay muchos blogs que querría premiar a los que ya habéis premiado, so pillines, así que allá voy con otros. Quizás no sean blogs de libros propiamente dichos, pero son webs que merecen la pena ser visitadas y leídas:

- Somewhere in the Middle: Porque Ardaleth no sólo es una gran amiga; siempre tiene algo interesante con lo que asombrarnos y porque su conocimiento en muchos temas no tiene límites. Y encima la chica es humilde, así que con más derecho se lo otorgo. ^^

- El Flet de Selerkála: Me gusta cómo escribe Seler. Desde sus pensamientos más íntimos hasta temas de cultura general, música... Porque siempre me arranca una sonrisa. Y porque nunca se olvida de lo importante: ¡Libros, Tolkien, gatos y chocolate!

- Espera a la primavera: Conocer a Findûriel ha sido una de las experiencias más agradables de la STE. Es una muchacha culta, simpática, increíblemente inteligente y siempre tiene algo interesante que enseñarnos en su rinconcito élfico. :)

- Tiempo de cerezas: Éste es el blog de mi tío, de acuerdo. Y la familia tira. Pero me gusta leerlo no sólo por eso. Me reconforta, me hace pensar, me ilustra con cosas cotidianas que me hacen sonreír para, poco después, pasar a hablar de Comte-Sponville o Montaigne de una manera profunda y con admiración sincera. Porque en lo simple muchas veces está la sabiduría. Por todas sus experiencias que relata en él, por las historias de mi pueblo... Por eso recibe este premio.

Quiero dejar claro que os daría el premio a muchos: Isi, Elwen, Guisante Verde, Último Íbero, Lammermoor... Ya os llegará el turno, ya. ^^

¡Un abrazo a todos!

viernes, 9 de octubre de 2009

La Montaña Sagrada

Hay veces que encuentras una lectura que no habías planeado. A veces, es por un título; otras, por la portada. A veces, esas lecturas son decepcionantes (ya os hablaré de La mecánica del corazón en otro momento), pero otras son precisamente las más hermosas, las que te alegran los días y te llenan las horas de una paz absoluta.

Paz fue precisamente lo que me regaló la nueva obra del hispanista Jason Webster. A él lo conocí a través de su más que interesante libro Las heridas abiertas de la guerra civil, en el que intercalaba anécdotas personales que le habían sucedido en "las dos Españas" con episodios de ese horrible acontecimiento bélico de nuestro país. Así que cuando nos llegó a la tienda La Montaña Sagrada, ni me lo pensé dos veces y me saqué su ejemplar correspondiente de préstamo para formación.

No sólo mi buena experiencia anterior con su narrativa hizo que me leyera este libro. También su portada me llamó poderosamente la atención, especialmente con ese subtítulo que reza: "Un viaje hacia la autenticidad, el silencio y las leyendas de un paraíso perdido."

La historia de amor de Jason Webster con nuestro país es muy bella: licenciado en lengua y literatura árabes por la universidad de Oxford, vino a España para investigar y comprobar si todo lo que decía Goethe sobre nuestro país era cierto y vaya si lo confirmó, que acabó embriagado por nuestra cultura y enamorado de Salud, su ahora mujer, una bailaora de flamenco.

En este libro, Webster nos narra el primer año de una nueva aventura en España que emprendió con su esposa: huir de la ciudad (en su caso, Valencia) y establecerse en una casa de campo o mas tan típicos de Castellón, al pie de la montaña Penyagolosa. Jason nos relata cómo durante esos primeros doce meses fueron reconstruyendo la vivienda con sus propias manos, cómo comenzaron a cultivar su hacienda con ayuda de los habitantes del pueblo cercano (y de un manual de agricultura árabe del siglo XII, por cierto); nos relata, en resumidas cuentas, cómo Salud y él fueron haciéndose amigos de la gente de la región y acabaron siendo uno con la propia naturaleza. Pero, por encima de todo, nos redescubre a nosotros, los españoles, las riquezas y tradiciones populares y rurales que desgraciadamente se están perdiendo: desde una procesión "iniciática" a una ermita escondida entre valles, pasando por la belleza de la apicultura o la recolección de trufas, hasta las conversaciones con hombres de campo ancianos, como Arcadio, que quizás desconocen lo que es una formación académica pero nos dan lecciones de sabiduría y honestidad.

El Independent ha dicho de él que es "uno de los mejores libros del año sobre España", mientras que el Sunday Telegraph añade que "mira a los españoles sin paternalismo y con simpatía." No puedo estar más de acuerdo.

La Montaña Sagrada es un libro hermoso, melancólico, lleno de luz, poesía y naturaleza por los cuatro costados. Es un canto a la vida en el campo, un canto a la belleza de lo que estamos perdiendo. Es una lectura gratificante, viva, pura. Es que dan ganas de agarrar todo y perderse en un caserío del Norte de mi Navarra...

La Montaña Sagrada es un libro que le encantaría, creo, a Homo Libris (lo siento, chavalote ^^). Pero, especialmente, es un libro para mi tío Jesús Mary. No sé por qué, pero todos sus capítulos me recordaban a él. Ahora entiendo un poco más su regreso al pueblo después de años viviendo en una gran ciudad: el amor por las pequeñas cosas, la alegría de la vida en el campo. Va por tí, tío.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Las sombras del horror

Si os gusta el cine, deberíais ojear los ensayos de Valdemar: son siempre excepcionales. Ayer, sin ir más lejos, mi decisión de no comprar ni un libro más este mes se vio truncada cuando nos llegó a la tienda la última joya de esta editorial: Las sombras del horror. Edgar Allan Poe en el cine. Una recopilación de ensayos editada por Antonio José Navarro.

¿Qué nos presenta esta vez Valdemar de mis amores? Pues un recorrido cinematográfico a través de las numerosas adaptaciones de la obra de Poe, así como de su influencia en el séptimo arte. Desde Luis Buñuel a Boris Karloff, pasando por Bela Lugosi, mi Vincent Price amado y admirado o Richard Matheson. Lo que más me ha llamado la atención es la búsqueda de Poe en los aspectos más recónditos del cine, incluso en el más actual: que se nombre a Burton tenía su lógica, pero una no esperaba encontrar alusiones a películas como À l´interieur o Deadgirl.

Así que uno de los ejemplares que nos llegaron a la librería duró en ella menos de ocho horas. Envuelto en papel de regalo, se lo traje a Manu porque sabía que le haría una ilusión de mil pares. Y, por supuesto, de paso me lo leo yo, ¡juas, juas, juas! XD Porque si está al mismo nivel que otros ensayos de Valdemar como Monster Show (mi favorito hasta el momento), El cine de ciencia ficción o Sexual Personae, va a ser una lectura de esas inolvidables para cualquier amante del cine... y de Poe.

Para terminar, decir que me ha llamado poderosamente la atención el capítulo de Ángel Sala (director del festival de Sitges) titulado "La deconstrucción de Poe en el cine de la posmodernidad." Paseando por entre sus páginas, me he encontrado con esta brillante reflexión:

"Más inquietante y próximo al espíritu de Poe resultaba Reencarnación (Birth, Jonathan Glazer, 2004), una de las indiscutibles obras mayores del cine reciente de Hollywood, que desde una planificación y moldes formales no lejanos al Kubrick más otoñal desarrollaba una peculiar, gótica y bellísimamente molesta historia de obsesión amorosa en torno al acoso casi sexual de un niño a una mujer afirmando que es la reencarnación de su difunto marido. Gracias a la excepcional banda sonora de Alexander Desplat y a la estupenda interpretación de Nicole Kidman, Reencarnación ha sido la mejor aproximación al espíritu de las historias de aparecidas de Poe, una obra cuyo sabor necrófilo, gótico y decadente se aprecia en cada una de sus texturas interiores del filme (esos apartamentos neoyorquinos propios de la "americana" más familiar pero también siniestra) además de sus exteriores neblinosos, grises y decididamente opacos."

Poco más se puede añadir, amén de que estoy totalmente de acuerdo con todo lo dicho por Sala (qué bien empieza a caerme este hombre XD). Indudablemente, para mí, Reencarnación es una de las grandes joyas del cine independiente de los últimos años, aunque jamás, hasta ahora, se me hubiera ocurrido relacionarla con Poe. Y, una vez más, la Kidman demostró aquí que sus últimos grandes aciertos interpretativos están en estas pequeñas obras (Las Horas, Reencarnación, Margot y la boda, Retrato de una obsesión) y no en las superproducciones. Su trabajo en esta película le valió una nominación a los Globos de Oro como mejor actriz de drama. Obviamente, no se la iba a nominar al Oscar por una historia tan políticamente incorrecta pero pienso que, por la siguiente escena, le debería haber llovido uno. Para mí, el mejor primer plano de la historia del cine. Sin lugar a dudas.

lunes, 5 de octubre de 2009

Lavinia

Ursula K. Le Guin me ha vuelto a sorprender. Cuando nos llegó a la librería su nueva novela Lavinia, galardonada con el premio Locus 2009 a la mejor novela fantástica, mi mandíbula acabó en el suelo. ¿Una de las grandes damas de la literatura fantástica enfrentándose a la historia de un personaje secundario de la Eneida? Pues sí. Y no le puedo estar más agradecida por el resultado.

En el epílogo de la novela, Le Guin nos habla de su admiración por Virgilio y de su intención de acercar la historia de Eneas a las nuevas generaciones, de transmitirles la epopeya que antaño narrara Virgilio: si Mahoma no va a la montaña, la montaña irá a Mahoma. Es una pena que en nuestro mundo actual los clásicos grecolatinos estén siendo relegados al olvido, pero si magníficas novelas como ésta animan a los jóvenes a acercarse a ellos, bienvenidas sean. Robert Graves, Mary Renault o, actualmente, Glyn Iliffe con El rey de Ítaca, son otros autores que se han embarcado en esta honorable empresa.

Para narrarnos la historia de Lavinia, princesa latina cuyo destino es unirse en matrimonio con el famoso troyano para fundar los cimientos de la futura Roma, Ursula K. Le Guin ha realizado una intensa investigación histórica de la época aderezada, por supuesto, con unos maravillosos añadidos novelísticos. Su principal acierto, en mi opinión, es su fiel reflejo del mundo cotidiano pre-romano, rural y sobrio, un tanto alejado de los fastos algo irreales que retrata Virgilio en su poema.

Su segundo acierto ha sido elegir un personaje apenas esbozado por el poeta romano, lo que le ha dado la oportunidad de desarrollar una protagonista fuerte, carismática y hermosa con toda la libertad del mundo.

Y su tercer acierto, cómo no, es su característico "toque fantástico" que decora esta novela cuasi histórica: la del encuentro de Lavinia con el alma moribunda de Virgilio en el oráculo familiar, en el bosque, donde Virgilio le contará detalles sobre su poema y se establecerá entre ellos una bella y onírica relación:

"No es la muerte la que nos permite entendernos, sino la poesía."

El amor por la Eneida e, incluso, por la obra de Dante, impregna cada una de sus páginas. El resultado es una novela que atrapa, que enamora y que nos habla de una época histórica con un cierto halo mitológico que muy pocas veces un escritor se ha parado a describir.

El Publishers Weekly dijo de ella:

"Le Guin aborda el mundo de Lavinia, germen de la civilización occidental, desde una perspectiva tan única e insólita como la de cualquier obra de fantasía. Ésta es una novela que merece situarse junto al Yo, Claudio de Robert Graves."

Poco más hay que añadir. Bueno, sólo un apunte: por su gran habilidad al retratar la vida cotidiana en la Edad del Bronce latina yo, más que compararla con el Yo, Claudio de Graves, lo haría con su obra La Hija de Homero. Aunque nadie, con el permiso de Le Guin, supera al maestro, claro está. ^^

viernes, 2 de octubre de 2009

Inklinga

Hace mucho tiempo que le prometí a Homo Libris una entrada sobre mi amigo Eduardo Segura, posiblemente uno de los máximos especialistas en Tolkien a nivel mundial junto a Tom Shippey y Joseph Pearce.

Mira que me lo he propuesto veces desde entonces. Pero nunca sé cómo hacerlo. Sinceramente, sería muy difícil hablaros de lo maravilloso de cada una de sus obras. Muchos decís que tengo un don para describir y animar a la gente a la lectura de cada libro que leo. Con Eduardo, me fallan las palabras. Es como resumir a Gandalf en unas líneas: se me antoja una empresa imposible. Quizás me anime a ello cuando disfrute de la lectura de su último trabajo, J.R.R. Tolkien: Mitopoeia y Mitología. Imágenes bajo la luz refractada. Mi regalo propio para estas Navidades junto a la edición especial de 60 euros de Nosferatu de Murnau. ;)


Quizás, y sólo entonces quizás, me atreva a ello. Mientras tanto, que el trabajo de Eduardo hable por sí mismo:
Ale, a disfrutar. Y a aprender. :)