lunes, 28 de septiembre de 2009

Noticias que alegran la mañana

Una de mis grandes pasiones a nivel literario y terrorífico son los zombies. Sí, como ustedes leen. Desde que de pequeña George A. Romero consiguiera ponerme los pelos de punta y hacerme no dormir durante días con sus películas, especialmente con La noche de los muertos vivientes, hasta las inteligentes revisitaciones del género como 28 días después (que es un virus que afecta a los seres vivos, ojo, y no muertos que corren), incluso pasando por comedias tan encantadoras como Fido, los zombies siempre me han enternecido y me han aterrado a partes iguales.

Esta pasión por los muertos que caminan la comparto, gracias a los cielos, con mi novio (por algo es el hombre de mi vida ^^). Hace un par de noches, sin ir más lejos, vimos esa maravillosa película española titulada No profanar el sueño de los muertos, que me parece la mejor película de terror de este país junto a ¿Quién puede matar a un niño?. Por eso me alegré muchísimo cuando Manu se compró la semana pasada el nuevo ensayo de Ángel Gómez Rivero, Cine zombie. Posiblemente, a priori, el mejor acercamiento al mundo cinematográfico zombie que se haya editado en lengua castellana. Un estudio de cine serio, coherente, bien escrito, con muchísima información y que desmiente lo que muchas veces (yo incluida) solemos pensar: que en el cine de terror o no existen las buenas películas, o no hay una lectura o reflexión más allá del miedo o la sangre. A ver cuándo se termina el libro Manu y le hinco el diente de una vez. ;)

¿Pero qué ocurre cuando un libro te junta una pasión bizarra con otra más, digamos, normal? Pues que el mundo se vuelve más divertido, más alegre y más extraño. Que la vida tiene otro color. Que, una vez más, una mente prodigiosa vuelve a poner la guinda en el pastel.

Así me he sentido esta mañana cuando mi compañera de Literatura, Elisa (con la que también comparto mi afición por el género de terror y la fantasía) me ha dado la buena noticia de que la editorial Umbriel tiene pensado publicar hacia el 19 de octubre en castellano... ¡Orgullo y prejuicio y zombies! ¡Síiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!

¡Ja, ja, ja! Es que no me lo podía creer. Mi Jane Austen del alma, una de mis escritoras favoritas, aderezada con muertos vivientes y un humor de lo más fino filipino. ¿Cómo de atractivo se verá Darcy matando zombies? ¿Y la deslenguada de Elizabeth como experta luchadora ninja (¿?) contra los muertos que caminan? El cachondo de Seth Grahame-Smith es el culpable de esta reescritura del clásico del romanticismo inglés aderezado con sangre y vísceras. Y yo, que ya a estas alturas del año tenía pensado comprármelo en inglés, estoy más que emocionada.

Pero claro, pensando un poco, era lógico que lo editaran en castellano, viendo sus ventas a nivel mundial y el éxito de obras como las de Max Brooks sobre la guerra zombie. El género revive. Y vuelve en forma de clásico del XIX... ¡Yujuuuu!

Si alguien tiene curiosidad por leer el primer capítulo, podéis hacerlo en la web de la editorial. ¡Impagable!

Se está hablando ya hasta de película. ¿Se atreverá Keira Knightley? ;) Yo es que me parto. ¿Y para cuándo Sentido y sensibilidad y monstruos en español? ^^

Resumiendo: un lanzamiento editorial para fans de Jane Austen con sentido del humor, para fanáticos del género de terror y para gente con ganas de risas aseguradas. Yo, personalmente, no me lo pierdo. El 19 de octubre tengo una cita ineludible en mi librería.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Reina de Trovadores

Bueno, tenía que suceder: nada dura eternamente. Hace unos días, mientras caminaba por la Gran Vía, el sol lucía aún espléndido y el viento jugueteaba entre las ramas de los árboles, terminaba la última página de la biografía de Régine Pernoud Leonor de Aquitania. No hay palabras. Ahora el cielo es más gris, el tiempo más frío; no hay poemas ni música occitana en mi mente.

Régine Pernoud, con su pericia de historiadora y su don para la narrativa, nos lega una obra hermosa, fidedigna, guiándose por el estudio historiográfico más serio y sin dejarse llevar por las leyendas que corren sobre la figura de la dos veces reina. ¿Y quién puede decir tras leer semejante joya que un ensayo histórico puede ser aburrido? ¿Quién puede negar la inteligencia de esta mujer que, en la Edad Media, marcó un hito para la Historia?

Es de admirar cómo Pernoud dibuja junto a Leonor las personalidades que marcarán su vida y su política: Luis VII (su primer marido al que creo, por cierto, que hace mucha justicia), Enrique Plantagenet (el segundo, el gran amor de su vida y, a veces, su peor enemigo), su tío Raimon de Poitiers, Tomás Becket, sus hijos... De estos, me han encantado los retratos de Enrique, Juana y Leonor, casada con Alfonso VIII de Castilla, quizás no tan conocidos como Juan sin Tierra o el futuro soberano de Inglaterra. Y, cómo no, éste: Ricardo Corazón de León, el favorito de su madre, el rey por excelencia de Inglaterra después de Arturo. Casado, por cierto, -todo preparado por su madre, claro- con Berenguela, hermosa e inteligente princesa de Navarra. Matrimonio de poco éxito, sí, pero como navarra tenía que decirlo. ^^ Respecto a la supuesta homosexualidad de Ricardo, Pernoud no toca el tema directamente, pero sí se intuyen en el libro ciertas actuaciones "estrambóticas" del joven como que, cuando era tan amigo del rey de Francia Felipe Augusto (antes de la cruzada), ambos comían del mismo plato y dormían en el mismo lecho, según los cronistas de la época... Nada que añadir. Bueno, sí: estaba pensando en la versión de El león en invierno para televisión de hace unos años, en la que Glenn Close hacía de Leonor; Jonathan Rhys Meyers era el joven Felipe... ¡En fin! Yo también hubiera comido de su mismo plato y dormido en su misma cama si hubiera sido Ricardo y Felipe tuviera ese aspecto. XDDDDD

¿Lo que más me ha gustado del libro? La objetividad con la que Régine Pernoud retrata a Leonor, el hincapié que hace en su amor por la cultura, la poesía, la música (su importancia para el ciclo artúrico, no lo olvidemos) y en su inteligencia política: su último plan, viendo que tras la muerte de Ricardo el reinado de Juan conducía el sueño del reino Plantagenet al fin, fue elegir a su nieta Blanca de Castilla para desposarla con Luis, hijo de Felipe Augusto y futuro rey de Francia. Gracias a Leonor, Francia tuvo en Blanca (muy parecida a su abuela en muchas cosas) una de sus reinas más admirables.

¿Mejor que la biografía de Jean Markale? Quizás, aunque no sabría afirmarlo al cien por cien. ¿Mejor que la de Georges Duby o la de Jean Flori? Ahí, ahí. Me gusta que Pernoud no haya inventado ni un diálogo de los que salen en la biografía, que todo haya sido sacado rigurosamente de los textos de la época, citados al final. Que se haya preocupado por investigar en los documentos y cartas económicos y políticos de entonces, y no sólo en las biografías y en la literatura. Gracias a estos grandes historiadores, el recuerdo de Leonor de Aquitania nunca, espero, caerá en el olvido.

"Leonor de Aquitania ha sido comparada con Mesalina, algunas veces, y otras con Melusina. No es cosa de inclinarse por Mesalina, pero la semejanza con Melusina no es mucho más agradable: se trata de la mujer-hada de las leyendas pictavinas, a quien el esposo, inquieto por sus misteriosas desapariciones, sigue una noche, encontrándose con la desagradable sorpresa de hallarla transformada en serpiente.

Molesta reputación, pues, que yo misma confieso haber admitido en una obra anterior sin tomarme el trabajo de comprobarla. Pero habiendo tenido ocasión de acercarme algo más al personaje, ha sucedido lo que a menudo ocurre (sobre todo tratándose de la historia de la Edad Media, ¡tan mal aclarada aún!) cuando se pasa de un conocimiento apresurado y de segunda mano al examen de los documentos: me he encontrado con una Leonor muy distinta a la que imaginaba. Una personalidad femenina sin igual, que dominó su siglo, ¡y qué siglo! El del arte románico en su esplendor, el gótico de reciente aparición, el que ve desarrollarse la caballería al tiempo que se emancipan las ciudades burguesas; el gran siglo de la lírica cortés, con los trovadores en el sur y, en el norte, los comienzos de la literatura novelesca,
Tristán e Iseo, y las obras de Chrétien de Troyes.

Pues bien, a la luz de los textos de la época, Leonor aparece completamente digna de dicho telón de fondo. Más aún, ese telón es, en parte, obra suya, pues Leonor desempeñó un papel de primer orden tanto en la política como en las letras, llegando su influencia hasta la esfera económica y social. Que la posteridad sólo haya recordado una aventura juvenil de esta mujer, dos veces reina, madre de dos reyes, que desafió al emperador, amenazó al Papa y gobernó su doble reino con magistral clarividencia, es sin duda un motivo para reflexionar.

El lector juzgará."

Leonor de Aquitania, Régine Pernoud (prólogo).

Como nota curiosa sobre Leonor, añadir que se ha editado en bolsillo la novela Leonor de Aquitania de Pamela Kaufman, cuya portada es el maravilloso cuadro que tenéis aquí arriba (también es el de la portada de la biografía de Jean Flori, por cierto). Se trata de una novela entretenida pero con muchos hechos inventados o sin esclarecer, como su supuesto romance con su tío Raimon de Poitiers durante la cruzada que realizó junto a Luis (su tío era alrededor de sólo unos ocho años mayor que Leonor), y un ficticio pero muy romántico amor imposible desde la infancia con su vasallo, Godofredo de Rancon. A mí, por lo menos y haciendo un acto de suspensión de credibilidad, me hizo pasar un buen rato. ;)
Y por último, tenía que salir: esa joya de película titulada El león en invierno, con una de las mejores interpretaciones de Katharine Hepburn como Leonor. Diálogos de auténtico infarto. Maravillosa. Acaba de ser editada en dvd hace unos meses: yo no sé a qué estáis esperando. XDDD




Es difícil de decidir, pero creo que éste es mi monólogo favorito de todo el film. ¡Qué sesenta y pico años más bellos los de Katharine! Así debía ser de hermosa Leonor a esa edad. ¡A disfrutarlo!

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Anecdotillas a pie de moqueta

Ayer fue una tarde de lo más sembrada... ^^

Cliente 1: -¡Hola! Busco un libro pero no recuerdo el autor, sólo recuerdo más o menos el título.
Alienor: - Dime, yo te ayudo.
Cliente 1: -Era algo así como Más Balzac y menos prozac.
Alienor: - ¿Balzac?
Cliente 1: -Sí; Balzac y prozac estaban seguro en el título.
Alienor: -¿Te suena si el autor es Lou Marinoff?
Cliente 1: -¡Sí, eso! ¡Marinoff!
Alienor: -Pues entonces te refieres a Más Platón y menos prozac.
Cliente 1 (riéndose): -¡Qué fuerte, ja, ja, ja! Y yo convencida de que el título rimaba.
Alienor: -^^


Cliente 2: - Hola, maja. Mira, vengo buscando un libro para un chico de diecisiete años. Lee mucho, pero no sé qué regalarle.
Alienor: -Muy bien; ¿sabe qué suele leer?
Cliente 2: -Pues le gusta mucho la fantasía.
Alienor: -Uy, pues han reeditado hace poco un libro que yo creo que le encantará, porque...
Cliente 2: -Yo había pensado en el de la drogodependencia, pero no sé si es muy acertado.
Alienor: - ¿? ¿Disculpe? No caigo...
Cliente 2: -Sí, el libro del Bucay ese tan famoso, El camino a la drogodependencia.
Alienor (amablemente): -El camino de la autodependencia, señora.

Cliente 2: -¡Eso! Ya sabía que era algo así. -sí, igualito...- ¿Lo crees conveniente para esa edad? A mí me gusta mucho Bucay.
Alienor (a ver cómo salgo de ésta sin quemarme):
-Hombre, yo lo veo demasiado... espiritual para esa edad, ¿no cree?
Cliente 2:
-Bueno, sí; igual es demasiado...
Alienor: -Yo le recomendaría éste: Buenos Presagios. Trata de...
( y aquí dejo de contaros la anécdota: solamente añadir que la señora se lo llevó XD).

Cliente 3: -Perdona, ¿puedes atenderme tú?
Alienor: -¡Claro!
Cliente 3: -Te digo a ti porque hace poco atendiste a una amiga mía que quería un libro para niños y que no recordaba bien el nombre del cuento, y tú lo supiste sacar.
Alienor: -Muy bien. ¿Cuál era? Y vemos si nos quedan ejemplares.
Cliente 3: -Pues verás, ¡ja, ja, ja! Es que yo tampoco me acuerdo del título. ¿Te digo lo mismo que te dijo ella?
Alienor (sonriendo): -¡Claro! Sólo espero poder acordarme esta vez de nuevo.
Cliente 3: -Era algo de la mofeta y la mierda.
Alienor: -¡Ja, ja, ja! ¡Vale! Ya me acuerdo de su amiga. ¡El topo que quería saber quién se había hecho aquello en su cabeza!
Cliente 3: -¡Eso, ja, ja, ja! ¡Qué tremendo, chica!

La última va dedicada especialmente a Ardaleth, porque sé que le encantará. ;)
Cliente 4: -Señorita, ¿tiene algún libro sobre Escocia?
Alienor: -¿Libro o guía?
Cliente 4: -Libro, libro. Es que acabo de llegar de allí, ¿sabes? Y quería algún libro sobre sus castillos. De fotografías. Es que allí había unos preciosos, pero estaban todos en inglés.
Alienor: -Hombre, normal...
Cliente 4: -¡Pero es que es indignante, oye! ¡No tenían ni uno en español! ¡Nosotros aquí hacemos libros en todos los idiomas y a nosotros allá, que nos den por el culo!
Alienor: ...
Spain... "Semos" así. XDDDDDDDDDDDD

lunes, 21 de septiembre de 2009

Homero, Ilíada

Hace un par de noches terminé la lectura de Homero, Ilíada de Alessandro Baricco y no puedo estar más de acuerdo con el comentario de Robert Saladrigas de La Vanguardia:

"Es hermosa, sutil, envolvente de principio a fin."

El autor de Seda se embarcó en la difícil tarea de hacer una versión del clásico universal de Homero a raíz de un deseo de realizar una lectura pública de dicha obra. Viendo, obviamente, que el texto tal cual era imposible leerlo en un acto de unas pocas horas, Baricco decidió, aconsejado por traductores de la Ilíada italianos, reescribir la obra para acercarla al público actual. Como resultado, este libro: su lectura tuvo lugar en Roma y Turín en el 2004, fue retransmitida por la radio y, como él mismo explica en la introducción, el éxito fue rotundo.

Qué curioso, ¿verdad? Que hayan pasado miles de años y la Ilíada sea un poema que conmueva todavía a las masas... Quizás hay algo de cierto en la afirmación de Calvino de que "un clásico es un libro que nunca termina de decir lo que tiene que decir." O en la de Hördelin: "Lo perdurable es la obra de los poetas."

Lammermoor nos hablaba hace poco de los caminos que nos conducen a leer determinados libros. En este caso concreto, me acerqué a la obra de Baricco gracias a un comentario de Carlos García Gual en sus Encuentros heroicos. Todo lo que diga el señor García Gual va, para mí, a misa. ;) Y cuando compré el libro en mi librería, de nuevo sus palabras en la propaganda de la quinta edición del libro atrajeron mi atención:

"Atractiva Ilíada, reescrita en un ritmo rápido y vibrante... Sabe conservar su soberbio esqueleto, su monumental prestancia y su hondura trágica."

Para acercar la Ilíada al público actual, Baricco decidió hacer una serie de cambios. El primero de ellos fue la eliminación de las escenas en las que, explícitamente, actuaban los dioses. Este cambio a mí, tengo que admitirlo, me daba algo de miedo. Creo que, por mucho que actualmente vivamos en una especie de mundo laico y estemos acostumbrados a ello, no se puede comprender el mundo homérico sin la intervención de dioses. Pero el resultado me ha convencido, básicamente porque Baricco nombra a los dioses en boca de los personajes principales de la epopeya; es decir, no los borra brutalmente de la existencia. Están ahí, presentes en la mente de los héroes (como Dios para los católicos, por ejemplo), pero no se les ve presencialmente. En la introducción, Baricco explica esta eliminación porque las escenas de los dioses "son tal vez las partes más ajenas a la sensibilidad moderna y a menudo rompen la narración, desaprovechando una velocidad que, en caso contrario, sería excepcional." Hasta ahí, totalmente de acuerdo: sólo desde el punto de vista narrativo, las escenas de los dioses no son necesarias. Sólo, repito, desde el punto de vista narrativo.

Otro cambio de Baricco fue el de añadir el final de la guerra de Troya. ¡Ah, cuántas veces habrá venido algún cliente enfadado a la librería diciendo que le falta la segunda parte de la Ilíada, que lo del caballo de Troya no aparece en su libro! Jesús... Tratar de explicar que la Ilíada acaba realmente con los funerales de Héctor y que el relato del caballo de Troya se encuentra narrado en alguna escena de la Odisea y en pequeños fragmentos del llamado ciclo troyano es como pedir peras al olmo... XD En este caso, para que la historia clásica tuviera un comienzo y un final tal y como la recordamos ahora, Baricco usa la voz del aedo Demódoco, que en la Odisea narra la anécdota del caballo de Troya en la corte de Alcínoo, y usa también el fragmento de la Toma de Ilio de Trifiodoro, ya del siglo IV d.C.

Cada capítulo de Homero, Ilíada es narrado por uno o varios de sus personajes en primera persona, lo que le da una agilidad al relato y una emotividad enorme. Además, Baricco ha tenido el detalle de colocar en cursiva los fragmentos de su invención, generalmente de monólogos interiores de los protagonistas, para que sepamos qué es de su cosecha y qué no. Y hay que decir que muchos de sus añadidos son de una hermosura inimaginable. Creo, por todo esto, que Homero, Ilíada es un precioso medio para acercar el texto clásico a los jóvenes o al público poco acostumbrado a la lectura de obras clásicas.

Una de las cosas que más me ha gustado del libro es su epílogo, titulado "Otra belleza. Apostilla sobre la guerra." En él, Baricco nos da su impresión sobre el poema de Homero, sus conclusiones tras ese año de arduo estudio para reconstruir la obra que hoy os presento. Comenta que la Ilíada es un "monumento a la guerra", pero opina que también es un canto al deseo de paz. Baricco ve este anhelo en los papeles femeninos del poema. Eso me gusta, porque siempre se habla de la importancia de lo femenino en la Odisea, pero yo creo que en la Ilíada las voces femeninas son también modernas, mucho más humanas que las de los hombres. Es por la importancia de los personajes femeninos, entre otras cosas, por la que mantengo mi fe en la existencia de Homero y en que compuso los dos grandes poemas que se le atribuyen, aunque éstas sean sólo meras razones literarias y sentimentales. ¡Qué duro es el papel de Helena, el sufrimiento de Briseida o el de Hécuba y, sobre todos, el grito desesperado de Andrómaca! Siempre he pensado que la despedida de ésta y Héctor es la primera demostración del amor conyugal en la literatura occidental.

También me gusta que Baricco hable de la importancia de las figuras de los vencidos: del ruego desesperado de Príamo ante Aquiles, de la gran humanidad de Héctor, según mi opinión el héroe con mayúsculas del poema.

Y, por supuesto, de la inteligencia y sagacidad de Ulises. Ulises, el gran incomprendido en la contienda. Odiseo, el más grande, para mí, de los héroes épicos de la literatura universal:
"Ésa guerra la ganamos con un caballo de madera, descomunal, relleno de soldados", nos cuenta Néstor. "La ganamos gracias al engaño, no con la lucha a pecho descubierto, leal, caballeresca. Y esto a ellos, los jóvenes, nunca les gustó. Pero yo era viejo. Ulises era viejo. Nosotros sabíamos que vieja era la larga guerra que estábamos librando, y que un día la ganaría aquel que fuera capaz de librarla de una manera nueva."

(Off topic: Bonitas imágenes de Eric Bana como Héctor y Sean Bean como Ulises, ¿eh? Son de lo poco que se salva de ese bodrio de película llamado Troya... XD)
La reflexión del epílogo de Alessandro Baricco, que puede sonar atroz porque habla de la belleza de la guerra, es muy poética en su final:
"Por ello, la tarea de un pacifismo verdadero tendría que ser hoy no tanto demonizar hasta el exceso la guerra, sino comprender que sólo cuando seamos capaces de otra belleza podremos prescindir de la que la guerra, desde siempre, nos ofrece. Construir otra belleza es tal vez el único camino hacia la auténtica paz. Demostrar que somos capaces de iluminar la penumbra de la existencia sin recurrir al fuego de la guerra. Dar un sentido, fuerte, a las cosas, sin tener que llevarlas hasta la luz, cegadora, de la muerte. [... ] Lograremos, antes o después, sacar a Aquiles de aquella mortífera guerra. Y no será ni el miedo ni el horror lo que lo lleve de regreso a casa. Será cierta belleza, una belleza distinta, más cegadora que la suya, e infinitamente más apacible."
¿Por qué amamos la Ilíada? Quizás, como bien decía Werner Jaeger en su Paideia, porque "La Ilíada tiene un designio ético, en su formulación, de aquello que a todos nos une y a todos nos mueve." Porque "no escapa a ella nada esencial de la vida." O tal vez, según palabras de Javier Reverte, porque "amamos la literatura, la buena, porque siempre nos habla de los caminos tortuosos por donde viaja nuestro atribulado corazón."
¿O será, quizás, porque aún nos encandila la belleza y la suerte de Helena?:
"¿Cuántas guerras se han declarado en el mundo por amor? ¡Sólo en Troya!"
Corazón de Ulises, Javier Reverte.

sábado, 19 de septiembre de 2009

Setenta aniversario de la Segunda Guerra Mundial

Con motivo de que se conmemoran los setenta años de una de las peores tragedias que vivió Europa, la Segunda Guerra Mundial, la editorial Crítica ha publicado el nuevo libro del gran Antony Beevor, El Día D. La batalla de Normandía.

Toda obra de Beevor es recibida con alegría en nuestra tienda. No en vano es uno de los mayores expertos en esta guerra y uno de los autores que más revolucionó la Historia Militar del siglo XX, puesto que pudo acceder a muchos archivos soviéticos sobre la contienda que, hasta los años noventa, no fueron de acceso público para otros investigadores.

De Beevor he leído Un escritor en guerra: Vasily Grossman en el Ejército Rojo (maravilloso), y Stalingrado, que me pareció de una lectura impactante. No puedo opinar, en cambio, de su obra sobre la guerra civil española, que al parecer contiene errores y que ha sido muy criticada. Siempre he pensado en echarle un vistazo, pero hay tanto que leer que nunca le he dado una oportunidad. Quizás algún día, espero que no muy lejano. Para criticar, siempre es mejor leer. ^^
El caso es que no es el único historiador que ha decidido sacar un libro con motivo de estos setenta años. David Solar, autor de La caída de los dioses, nos presenta su nueva obra, titulada 1939: la venganza de Hitler.

Y no son las únicas novedades, claro. Tenemos también, así relevantes, Yo, comandante de Auswitz de Rudolf Höss, Goering de Manvell y Fraenkel y el curioso Jungvolk, escrito entre Gehlen y Gregory.

Así que, viendo la avalancha de nuevos títulos, a Pedro y a mí se nos ocurrió que no era mala idea preparar un pódium con todos ellos junto a las escaleras de entrada -ya basta de tantos meses de Millenium y The Host ;) -, aderezados con unos cuantos documentales sobre la guerra. Y como la bibliografía de la Segunda Guerra Mundial da para esto y para más (cómo reeditan ahora los clásicos las editoriales, ah, qué pillinas), decidimos también dedicar una mesa de la parte de Historia a ella, con cartelito incluído. XD

Lo que ya fue duro fue la elección de qué destacar en ella. Primero, porque estoy especializada en Historia Antigua y mis lecturas de Historia Contemporánea, evidentemente, son menores en comparación. Segundo, porque la cantidad de libros editados aturde: entre las distintas ediciones de la obra de Churchill, de los títulos de Beevor en miles de formatos, de los de Jesús Hernández y más, anduve pensativa prácticamente toda una mañana. Hasta que me dije que qué demonios, que en la mesa y la sección mandaba yo y que los clásicos eran lo primero. Así que, amén de La Segunda Guerra Mundial de Churchill, ahí tengo las Memorias de Albert Speer, El Día D o esa maravilla llamada Hermanos de sangre de Stephen E. Ambrose. Los dos reeditados en bolsillo, baratitos.

Y qué decir de Achtung Panzer y Recuerdos de un soldado de Guderian: tenían que tener su sitio de honor. ;)

No me olvido tampoco de La guerra que había que ganar, de Murray y Millet. Y, por supuesto, era necesario hacer un huequito a obras relativamente recientes e interesantes: Europa en guerra de Norman Davies o A puerta cerrada de otro peso pesado, Laurence Rees.

Tampoco podían faltar tres últimas joyitas. El primero es un libro un tanto desconocido pero que es una pequeña obra de arte de Acantilado: Últimas cartas desde la cárcel de Tegel de Helmuth James Von Moltke. Es uno de los libros que más me ha gustado en los últimos meses, muy breve. Está dividido en tres partes, pero yo destacaría entre ellas la tercera, las cartas que Moltke escribió a su mujer, llenos de amor e, increíblemente, de sentido del humor. Hermosas, delicadas... No hay palabras. Moltke fue uno de los principales opositores al régimen de Hitler y sabía que terminaría siendo ejecutado. Y eso mismo fue lo que pasó en 1945. Un sacerdote fue el que sacó poco antes estas cartas de la cárcel a escondidas y se las entregó a su esposa. Un testimonio contra la barbarie que recomiendo fervientemente:

“Toda mi vida, incluso desde la escuela, he luchado contra la estrechez de miras, el espíritu de la violencia, la susceptibilidad, la intolerancia y lo absoluto, contra ese dogmatismo aplicado sin piedad y hasta sus últimas consecuencias que late en los alemanes y que ha hallado expresión en el estado nacionalsocialista. También he luchado por la superación de ese espíritu y sus terribles consecuencias, tales como el nacionalismo llevado al extremo, la persecución étnica, la pérdida de la fe, el materialismo. En ese sentido, los nazis hacen bien en ejecutarme”.

Otro maravilloso libro, que no trata precisamente de la Segunda Guerra Mundial pero sí de sus antecedentes y por eso lo tengo destacado, es La Alemania de Weimar. Presagio y tragedia, de Eric D. Weitz. Su análisis sobre la cultura y la sociedad de la época no tiene desperdicio alguno.

Para finalizar, la joya de la corona: La extraña derrota de Marc Bloch, que para alegría mía se editó hace bien poco en bolsillo. Tengo debilidad por este historiador, fundador de la escuela de los Annales y especializado en la Edad Media. Por cierto, que para dejar constancia de mi amor por él, en la mesa de al lado tengo destacado como "imprescindible" su libro Los reyes taumaturgos, una de sus obras más importantes y yo diría que el inicio de la antropología histórica. ¡Gracias, Fondo de Cultura Económica, por publicarme estas cosillas!

Pero que me voy por las ramas. ;) La extraña derrota, decía. Uno de sus últimos trabajos antes de morir asesinado cruelmente por la Gestapo por haber participado en la resistencia francesa de junio de 1944. ¡Cuántas bellas obras nos hemos perdido por ese acto de crueldad!

La extraña derrota es a la vez el informe detallado de un militar vencido y una reflexión sobre el compromiso de los ciudadanos con la libertad. Pero, y sobre todo, es una hermosa obra literaria, ahora al alcance de todos los bolsillos.

Tuvo que ser muy duro para un intelectual como él ver cómo su país caía y cómo Europa parecía desfallecer también. Pero murió con dignidad, gritando: "¡Vive la France!", antes de ser fusilado.

Va por usted, señor Bloch. Esté donde esté.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Especímenes curiosos

Sé que prometí que mi próxima entrada trataría del setenta aniversario de la Segunda Guerra Mundial. Pero venga, tontorrones; que sé que estas historias os encantan... ;)

Estaba yo esta mañana ordenando los libros de Marvin Harris cuando se me han acercado dos chavales: unos treinta años, pelo rapado, como salidos de la ruta del bakalao.

Neng 1: -Perdona; ¿me recomiendas algún libro divertido para una persona como yo que no ha leído nada en siete u ocho años?
Alienor: -...

Incómodo silencio (por mi parte) que dura menos de una fracción de segundo.

Alienor: -A ver, ¿tienes alguna idea de lo que te apetece leer?
Neng 1: -Pues no sé, algo entretenido, de lo que se compra todo el mundo.
Alienor: -¿Alguna novela sencillita de aventuras, por ejemplo?
Neng 1: -¡Sí! ¡Algo como La Biblia Satánica!

Y me la señala ante mi estupor, destacadita como la tengo en el armario de Ciencias Ocultas. ¡Hombre, algo que lee y compra todo el mundo! ¡Y además, novela sencillita!

Después de unos minutos intentando explicarle lo más fácilmente posible que La Biblia Satánica de Anton Szandor Lavey no es ni mucho menos lo que parece y que poco tiene que ver su Iglesia de Satán con lo que el común de los mortales piensa al oír su nombre (para no detenerme a explicar la diferencia entre los satanistas seguidores de Lavey y los satánicos de pro, pinchad en los enlaces a la wikipedia), él pone cara de rechazo y de pronto pilla de la estantería la edición de Edaf de El enigma nazi de Lesta.

Neng 1: - ¡Éste, éste! -de pronto observa el libro mejor; es de bolsillo, unas doscientas páginas, muy delgadillo -. ¡Uy, no, que es mú gordo!
Alienor (que suspira en silencio y sonríe): -Vale, que no sea muy gordo. ¿No me puedes dar alguna pistilla más para ayudarte?
Neng1: -¡Ya está, piratas!
Alienor: -Vale, novela de piratas, entonces...
Neng 1: -No, historia. Nada de mentiras. Antes he visto por allá uno que se titulaba Vampiratas, pero yo sólo quiero de piratas, no de vampiros y piratas.
Alienor: -...

¡Vampiratas! ¡Las novelas juveniles! ¡Es que ni se había leído la reseña de la parte de atrás!

Alienor: -Te aviso de que los libros de ensayo sobre historia de la piratería son gordos y algo densos... Mira, están aquí.
Neng 1: - Bah, entonces ná. Oye, ¿y qué tienes de herejía?
Alienor, sorprendida ante la pregunta: -¿Qué tipo de herejía?
Neng 1, también sorprendido: -Ah, ¿pero hay varias?
Alienor: -Estoooo, sí... (yo es que ya no sabía ni cómo salir de la situación, entendedme).
Neng 1: -Pues era una saga de novelas, sólo tengo el primero.
Entra en escena el Neng 2: -¡Qué cosas lees, co! ¿Y molaban?
Alienor: -Eso. ¿De qué iba el libro? Así nos vamos acercando...
Neng1: -Pues tía, ni idea. Estaba de puta madre, pero sólo leí hasta la página sesenta y ya me cansé, ¡je, je, je! Además, hace igual diez años de esto, ¡qué me voy a acordar ni del título!
Alienor: -¡!
Neng1: -Bueno, maja, muchas gracias. ¡Molas, je!

Vivir para ver... XDDDDD

martes, 15 de septiembre de 2009

Lecturas al día

Una semanita de marras me ha costado poner al día mi sección de ensayo de Ciencias Humanas en la librería, así como preparar un especial homenaje bibliográfico al setenta aniversario de la Segunda Guerra Mundial, del que ya os hablaré en mi próxima entrada. Como es de suponer, llegaba tan cansada a casa que no me veía con fuerzas para escribir aquí nada coherente: sólo me apetecía dormir, ver alguna película con mi chico y dedicar el máximo tiempo posible a mis múltiples lecturas abiertas. ¡Y vaya si lo he hecho!

Anoche, en concreto, terminé por fin el primer volumen de Historia de las creencias y de las ideas religiosas del gran Mircea Eliade. Con el mejor capítulo final que pueda haber en el mundo: el dedicado a Dioniso. ¡Maravilloso! Estoy como loca pensando en hincarle el diente al segundo volumen (que ya he cotilleado en la librería esta mañana), pero me temo que mis múltiples ensayos pendientes en la mesa de estudio van a frenarme por lo menos un par de meses... ¡Tengo que ser fuerte! XD

Hay otros libros que, al igual que el de Eliade, me he ido racionando, por supuesto. El de Leonor de Aquitania de la gran Régine Pernoud, sin ir más lejos, me lo estoy leyendo por la calle de camino al trabajo y del trabajo a casa, mientras en mi MP3 suenan las Mediaeval Baebes. Un elemento anacrónico, claro que sí, pero da cierto ambiente mágico a la lectura frente al ruido del tráfico del Paseo Independencia, y Leonor y la pluma de Pernoud no se merecen otra cosa. ^^ Mientras tanto, en casa, Ian Morris y Baricco me esperan todas las tardes de esta semana.

De las lecturas de la pasada, diré que devoré Desgracia de Coetzee. Isi ya nos habló de esta fantástica novela en una de sus entradas, así que poco añadiré a lo que ella dijo, excepto que me encantó de principio a fin. Qué maravillosa prosa la de Coetzee, menuda historia que atrapa de principio a fin. En ciertos momentos, su dureza me recordó a la de La Mancha Humana de Philip Roth, con la salvedad de que, tras leer su final, la obra de Coetzee me dejó una sensación de paz inmensa. Sí, lo sé, Isi: incluso con su final perruno inesperado. ;) Y respecto a su protagonista, David Lurie, amén de ser un personaje tremendamente bien elaborado y con un carisma alucinante (que efectivamente pasa de aparentar ser un hijo de la grandísima madre a un pobre desgraciado), o yo debo de ser una enferma o no sé, pero me cayó bien desde el principio. Será por considerarse discípulo de Wordsworth o por su proyecto sobre Byron, vaya usted a saber. O que ya me lo imagino con la forma de Malcovich y se me nubla la capacidad de raciocinio... Eso también podría ser. ^^
Una gran novela y un gran descubrimiento, porque hasta ahora no había leído nada de Coetzee y ésta, desde luego, no será la última vez.
También terminé el primer volumen de mi edición de Amaya o los vascos en el siglo VIII. ¡En un momento dramático! Cuando García, después de salvar la vida del tiufado godo Ranimiro y de limpiar su nombre frente a todos los vascones, se despide cerca de Pamplona de éste y de su hija Amaya para embarcarse en la cristiana lucha contra los musulmanes al sur de la península, creyendo que es la última vez que verá a la princesa goda antes de que ella se case con Pelayo. Y qué decir de Amaya, que dice un rápido adiós al joven caudillo espoleando su caballo sin mirar a los ojos al vascón por última vez, incapaz de soportar esa separación... Que sería lo mismo que sintió Arwen cuando Aragorn partió con la Compañía, ya os lo digo yo. ^^
Me encanta la prosa poética tan propia del XIX de Navarro Villoslada. Me emociona la epopeya, la fuerza y la nobleza de sus personajes. ¿Sabéis qué os digo? Que por lo menos una vez al año todo el mundo debería leer una novela de aventuras decimonónica, de verdad. Espero poder retomar el segundo volumen la semana que viene.
Para terminar, el plato fuerte. El domingo me leí en un par de horas o menos una de las declaraciones de amor más bellas de todos los tiempos. Un testimonio tan enternecedor e intenso que me hizo hasta llorar, como en su día lo hizo La maleta de mi padre de Pamuk. Se trata de Carta a D. de André Gorz. Filósofo y escritor, gran amigo de Sartre, Gorz fue una de las principales figuras intelectuales del mayo del 68 y de los teóricos de la llamada ecología política.

Hace unas noches charlaba con Ardaleth sobre lo insípidas que nos resultaban muchas lecturas filosóficas (que no todas, claro). Bien, pues de esto es de lo que se culpa Gorz en esta carta a su esposa: de no haber podido mostrar en sus escritos la importancia de su unión con ella, de su amor; se lamenta de haberse interesado únicamente por teorizar, de haber utilizado un lenguaje neutro en todos sus escritos:
"Haberme enamorado apasionadamente por primera vez, y ser correspondido, era aparentemente demasiado banal, demasiado privado, demasiado común: no era un tema apropiado para permitirme acceder a lo universal."

En estas poco más de cien páginas Gorz nos abre su corazón, a su esposa y a los lectores, para contarnos su maravillosa historia de amor y la importancia que ésta tuvo en su vida. El resultado es una obra de una belleza arrebatadora, conmovedora. Un testimonio honesto y sensible que no puede dejar indiferente a nadie. Si tuviera que destacar dos pasajes, serían sin lugar a dudas su principio y su final:

"Acabas de cumplir ochenta y dos años. Has encogido seis centímetros, sólo pesas cuarenta y cinco kilos y sigues siendo bella, elegante y deseable. Hace cincuenta y ocho años que vivimos juntos y te amo más que nunca. Te escribo para comprender lo que he vivido, lo que hemos vivido juntos."

"[...] me despierto. Espío tu respiración, mi mano te acaricia. A ninguno de los dos nos gustaría tener que sobrevivir a la muerte del otro. A menudo nos hemos dicho que, en el caso de tener una segunda vida, nos gustaría pasarla juntos."

Precioso, ¿verdad? Esta carta la escribió el filósofo vienés poco después de descubrir que su esposa estaba gravemente enferma, en la primera mitad del 2006. En 2007 Gorz se suicidó junto con ella en su casa de Vosnon, en Francia. Espero de todo corazón que estén disfrutando juntos de esa segunda vida paseando entre los árboles que tanto amaban, cogidos de la mano.


miércoles, 9 de septiembre de 2009

Lo mejor de la literatura en cuatro viñetas

En tres concretamente, porque la primera siempre está dedicada al título.

Y es que ayer, entre las numerosas novedades que nos llegaron a la librería y que ya iré desgranando, nos hizo mucha gracia este libro. No es más que una tontería, pero nos hizo pasar un buen rato:

Henrik Lange nos propone un rapidísimo recorrido humorístico por las obras que más importancia han tenido en la literatura universal a través de viñetas. Por si no tienes tiempo de leerlas (o no quieres). Desde Homero a Oscar Wilde, desde el Quijote a El Señor de los Anillos. ¡Es que se puede encontrar de todo!

Unas parodias son buenas y otras no tanto. Pero a mí, en concreto y de todas las que vimos ayer, me hizo mucha gracia la del Ulises de Joyce, que os muestro ahora mismo. Sin dibujos, claro. Aunque no os penséis que Lange es el nuevo Leonardo, ni mucho menos. ;)


Viñeta 1: Ulises, de James Joyce.

Viñeta 2: "El desayuno es importante, de modo que empecemos uno de los mejores libros del mundo con Leopold Bloom y Stephen Dedalus desayunando en Dublín."

Viñeta 3: "Leopold y Stephen se juntan y beben como irlandeses por la ciudad. Eso, en ochocientas páginas de prosa imponente."

Viñeta 4: "Tras visitar un burdel, Stephen deja a Leopold en casa. Molly, la mujer de éste, acaba el libro en un millón de páginas, olvidándose de la puntuación."

No sé, pero yo me reí. ^^

martes, 8 de septiembre de 2009

domingo, 6 de septiembre de 2009

"Bueno, estoy de vuelta"

¡Ah, cómo echaba de menos estas cosillas del trabajo!^^:

Cliente 1: - Mira: Zombi. Guía de supervivencia.
Cliente 2: - ¿Pero esto es real? ¿Es una epidemia como la Gripe A?

viernes, 4 de septiembre de 2009

Notas sobre el miedo

Ayer, cuando salíamos de la facultad de Filosofía y Letras, una compañera de clase me preguntó por algún libro que diera miedo. Pero miedo de verdad. Vaya tema más complicado, ¿eh? En una era como la nuestra en la que, ya sea en televisión o en cine, hemos visto prácticamente de todo, ya nada nos parece asustar realmente.

Habría que volver la vista a la infancia para recordar lecturas nocturas aterradoras, bajo las sábanas, a la luz de una linterna. Yo recuerdo de aquella época especialmente Drácula (el diario de Jonathan Harker durante su estancia en el castillo del conde me ponía los pelos como escarpias), Frankestein de Mary Shelley y los cuentos de Poe. Siempre preferí la novela decimonónica de terror a las contemporáneas y esto es algo que me sigue sucediendo.

Pero ahora mismo, que recuerde un libro que me tuvo petrificada por el horror y angustiada y que devoré en dos noches -dos noches en las cuales me despertaba sobresaltada por cualquier ruido, por cierto- diría uno: La carretera, de Cormac McCarthy, ganadora del premio Pulitzer hace un par de años.

Éste es un libro que o bien te gusta o bien lo odias, lo sé muy bien. A mí me encantó. Por su estilo narrativo, por lo impactante de la historia y por el carisma de su personaje principal, que huye junto a su hijo pequeño de no sabes qué hacia la costa, en un futuro cercano casi apocalíptico.

¿Qué ha ocurrido en el mundo? ¿De qué se esconden padre e hijo mientras viajan a través de esa siniestra carretera? ¿Por qué ese deseo de llegar al mar? Muchas preguntas sin respuesta en una trama que te atrapa desde la primera página.

De terror absoluto, en mi opinión. Y ahora este angustioso viaje épico hacia nadie sabe dónde pronto va a llegar a nuestros cines. Con Viggo Mortensen como protagonista absoluto. Y yo que por estas primeras imágenes ya me huelo un Oscar... Aunque claro, nunca soy objetiva con el señor Mortensen. ¡Pero se lo deben por Promesas del Este, leñe! ¡Que se haga justicia! ^^

¡Venga, a pasar miedo!

The Road Official Trailer.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

La Cabaña del Juego Perdido

Tal día como hoy en 1973 nos dejaba John Ronald Reuel Tolkien a la edad de 81 años. Por todos los momentos, por los recuerdos, por las sensaciones, hoy mi reflexión va para él. Y qué mejor homenaje que la lectura de mi poema favorito de todos los que escribió, La Cabaña del Juego Perdido. La foto de su tumba en Oxford, por cierto, es mía. Un viaje inolvidable. Y que conste que nada tengo que ver con la oveja de peluche. :)

Va por usted, Profesor.


LA CABAÑA DEL JUEGO PERDIDO

Tú y yo... conocemos esa tierra
y a menudo hemos estado allí
en los largos días de antaño, los viejos días de la infancia,
una niña morena y un niño rubio.
¿Fue por caminos de sueños, luminosos de hogueras,
en el invierno blanco y helado,
o en las horas de los crepúsculos azules
de camas tempranas,
en las noches adormecidas del verano
cuando tú y yo nos confundimos en el Sueño
y allí nos encontramos...
tu pelo negro sobre el camisón blanco
y el mío rubio enmarañado?


Erramos tímidos de la mano,
o retozamos en la arena de las hadas
y en cubos recogimos perlas y caracolas,
mientras que alrededor los ruiseñores
cantaban en los árboles.
Cavamos buscando plata con la pala
junto a brillantes mares interiores,
y corrimos luego tierra adentro por prados somnolientos
y por un cálido sendero retorcido,
que nunca volvimos a encontrar
entre los árboles susurrantes.

No era el aire nocturno ni diurno,
sino ligeramente oscuro con la más leve luz,
cuando por vez primera se hizo visible
la Cabaña del Juego Perdido.
Era de construcción muy antigua
blanca y techada de paja de oro,
y horadada de celosías atentas
que miraban al mar;
y nuestros propios jardines de infancia
estaban allí... nuestros propios nomeolvides,
margaritas rojas, mastuerzos, mostaza,
y un nemophilë azul.
¡Oh! En todos los bordes guarnecidos de boj
brotaban las flores preferidas... el flox,
la espuela de caballero, el clavel y la malva real
bajo un acerolo rojo:
y todos los senderos estaban llenos de formas,
de formas vestidas de blanco que jugaban felices,
y con ellas tú y yo.
Y algunas tenían regaderas de plata
y mojaban sus ropas
o se salpicaban entre ellas; algunas trazaban planos
de casas, ciudades hermosas
o viviendas de los árboles;
y algunas trepaban al techo;
y arriba canturreaban solitarias
y algunas bailaban a la ronda,
o tejían coronas de perladas margaritas,
o cazaban dorados abejorros;
pero aquí y allá una pareja de mejillas rosadas y pelo enmarañado
debatían extraños asuntos, infantiles y antiguos...
y entre ellos, nosotros.
¿Y por qué llegó Mañana
y con una mano gris nos arrastró;
y por qué no encontramos nunca la misma
antigua cabaña o el mágico sendero
que cruza un mar de plata,
y esas antiguas costas y jardines hermosos,
dónde están esas cosas que fueron una vez...?
Ni tú ni yo lo sabemos.

martes, 1 de septiembre de 2009

Sobre charlatanes varios

Hay una regla de oro básica que todo buen librero trata de seguir y que es la de no mentir a un cliente sobre un libro: si es bueno, si se ha leído, etc. Pero hay un punto, un límite delgadito y confuso, en el que te mueves en terreno peligroso.

Un día, una chica se me acercó para preguntarme por el segundo libro de la autora de El Secreto. Y aquí es cuando soy sincera con vosotros: odio los libros de la famosísima ley de la atracción, me parecen una tomadura de pelo garrafal y tener que venderlos me saca de mis casillas. Pero le sonreí con educación y, mientras nos dirigíamos a ese cajón desastre que es Espiritualidad/Autoayuda, le empecé a explicar amablemente que Rhonda Byrne, libro como tal, sólo tenía El Secreto y que luego había salido en España El libro de la gratitud, que era como una especie de agenda para hacer ejercicios espirituales. Y la tía erre que erre. Y yo explicándole que es que, al hilo del exitazo de la Byrne, habían salido otros libros muy parecidos en tamaño y formato pero en otros colores que lo complementaban o explicaban: Más allá del Secreto y Más allá de la ley de la atracción, de Brenda Barnaby. Y que luego, claro, estaban los demás autores que habían salido en el dvd de la Byrne y que trataban el mismo tema: los Hicks, Michael Losier, Joe Vitale...

Mientras con toda la objetividad de la que era capaz le iba exponiendo la información y enseñando los libros la mujer, encantada, me decía que eso sí que eran lecturas de verdad; que si la gente dejara de leer libros de religión, política e historia aburridos y que no conducen a nada y en cambio leyera esto, el mundo sería mejor. Y que hasta te ayudan a adelgazar si sabes utilizar bien la ley de la atracción, añadió. Sonreí mecánicamente.

Como no sabía qué más decirle a la señora para que eligiera un libro y dejara ya de torturarme, le comenté que un español, Félix Torán, había sacado un libro últimamente sobre el tema. "Uy, no, yo sólo quiero de la auténtica escritora que descubrió esto, la del Secreto", dijo ella muy segura. Así que le tuve que decir que hombre, técnicamente, lo que había hecho Rhonda Byrne era "copiar" el libro de William Walter Atkinson sobre la ley de la atracción, que para más inri le había regalado su hija en una época de crisis existencial y que, si Atkinson era un señor nacido a fines del XIX, el descubridor de la ley era él, en realidad. Y le mostré el libro de Atkinson.

La mujer entró entonces como en un éxtasis de emoción y me agarró del brazo (NUNCA agarréis del brazo a vuestro librero). "Cuánto sabes de la ley de la atracción", me dijo guiñándome un ojo. "Veo que eres una iniciada en la Verdad Universal, una mujer espiritual. Los que conocemos el Secreto de las personas que manejan el mundo seremos importantes, ¿verdad?"

Llegados a este punto, entendedme: ya no pude soportarlo. Con una sonrisa -y alejándome unos pasos de su abrazo "sectario"-, le dije que yo no era una mujer espiritual, sino más bien una persona con inquietudes culturales que quería estar bien informada de lo que vendía. "¡Oh!", exclamó asombrada, "¿Y de dónde has sacado tanta información, entonces?". "De un libro que me leí de sociología, señora. En el mueble de allí adelante", le indiqué. "Los nuevos charlatanes, de Damian Thompson. Si le pica la curiosidad, no dude en preguntarme y se lo enseño."

Y allí la dejé con una leve inclinación de cabeza como despedida, mientras me miraba confusa entre todos aquellos libros de visionarios de la Era de Acuario.
Así que ya sabéis. Si además estáis hasta el gorro del creacionismo, de los libros de pseudohistoria (donde descubres que las pirámides las construyeron los extraterrestres gracias a gente como Robert Bauval, o que China descubrió América según la teoría de Menzies en 1421 -Nota: si por un casual alguien ve un libro de este hombre en cualquier sección de Historia, que se queje al librero, porque por mucha editorial seria que lo publique en este país, se ha demostrado que el tío es un embustero de tomo y lomo-), de las teorías conspiratorias, de la negación del holocausto o del Código Da Vinci, éste es vuestro libro. Narrado de una manera muy amena y ágil, aunque su contenido dé muchas veces miedo de pensar en la sociedad de analfabetos en la que vivimos, es un libro para reír... De pena. Pero hacen falta libros así para abrir los ojos de muchos. A mí, por lo menos, me reconforta el saber que hay gente que opina igual que yo. ^^