domingo, 19 de diciembre de 2010

Une très grande dame

Hay grandes que se van en silencio.

La helenista Jacqueline de Romilly nos dejaba ayer sábado a la edad de 97 años.

La gran dama de las letras francesas (junto a Marguerite Yourcenar y Nicole Loraux), quien dijo aquella maravillosa frase de "paso más tiempo con Pericles y Esquilo que con mis contemporáneos. Ellos llenan mi vida, desde la mañana a la noche", deja al mundo helenístico un poco más huérfano y oscuro.

Nosotros, gracias a la Biblioteca de la Nueva Cultura de Gredos, podemos disfrutar de dos de sus trabajos en castellano: el magnífico Los grandes sofistas de la Atenas de Pericles y la visión quizás demasiado idealizada de los griegos en La Grecia Antigua contra la violencia.

Os dejo con un fragmento de una de sus obras que leí durante la carrera y me marcó profundamente: Pourquoi la Grèce.

"Le mot "humanité" désigne évidemment la condition humaine, celle que les auteurs ont tous cherché à définir, dans l'épopée, dans la tragédie, dans l'histoire. [...] Parce que cette condition est commune à tous, le mot devient un collectif, qui désigne la totalité des hommes partageant cette condition. [...] Parce que le sens de cette communauté éveille la solidarité, le mot devient synonyme de bonté pour les hommes. "Faire preuve d'humanité", c'est se rappeler cette solidarité et la mettre en pratique. Le mot est latin, mais la notion vient tout droit de la Grèce."

Quelle magnifique dame, Jacqueline de Romilly! Merci pour tout!

jueves, 16 de diciembre de 2010

Madres y cultura clásica: esa curiosa combinación

Hace un par de semanas más o menos tuve un pequeño toma y daca con una cliente. La señora en cuestión vino a la librería con un papel anotado por su hijo, en el que ponía que le comprara la Apología de Sócrates. Cuando le enseñé la edición de Alianza, me miró como si yo estuviera tonta y me dijo:

-Éste no. Quiero el de Sócrates.
-Y aquí está.
-Pero yo quiero la Apología, de Sócrates. No la Apología de Sócrates, de Platón.

¡Ah, qué momento! ¿Cómo intentas explicar a una persona sutilmente que está equivocada, especialmente cuando todos los clientes tienen grabado a fuego en su mente esa máxima de que ellos siempre tienen la razón?

Traté en vano de asegurarle que Sócrates no escribió nada, que sus enseñanzas las conocemos a través de sus discípulos, de los que Platón era su máximo exponente y que, de hecho, la Apología de Sócrates era uno de sus diálogos más famosos. Pero nada de nada. La señora aseguraba una y otra vez que su hijo le había escrito claramente en el papel Apología de Sócrates; que, como no lo localizaba por móvil, no quería arriesgarse a comprar nada y que iba a preguntar en otras librerías. Por supuesto, nunca regresó. Tendría que haberle dicho al despedirme que, si encontraba la Apología de Sócrates, por favor me avisara para comprarla yo también...

Las madres son, muchas veces, un caso aparte para los libreros.

Hace poco me vino otra señora con un niño de unos once años buscando un libro sobre cultura clásica. Para un trabajo del niño, agregó. Y mientras yo trataba de indagar sobre qué tenía que tratar el trabajo de clase, la madre erre que erre quejándose de lo complicado que era encontrar libros sobre cultura clásica.

-¿Tienes que hablar de Grecia o de Roma? -le pregunté al niño.
-¡Y a eso voy! -cortó la madre-. ¡Grecia y Roma! Nada de cultura clásica, sólo Grecia y Roma. ¡Pero de dónde vamos a sacar información si sólo se habla en los libros de Grecia y Roma y nada de cultura clásica!
-Es que la cultura grecorromana es la cultura clásica... -susurré.
-¡Grecia y Roma, Grecia y Roma! -continuaba ella elevando su queja a los dioses-. Quizás algo sobre cultura clásica en el prólogo, pero nada más. ¿Es que nadie explica qué es la cultura clásica en ningún sitio?

Para mear y no echar gota.

Y mientras yo intentaba evitar a la madre y seguía preguntándole al chaval de qué iba a ir su trabajo (literatura, mitología, arte, filosofía, historia; la importancia del legado clásico para el mundo occidental), ella venga a cortarme:

"No, no, de literatura no. Cultura clásica. ¿Qué importancia? El trabajo es sobre cultura clásica. ¡Y no hay nada por internet! ¡Pones cultura clásica y sólo aparece Grecia y Roma!"

Así que desistí, amigos míos. Me dí por vencida. El niño estaba acobardado por su madre y no decía ni mu y ella no oía, no escuchaba, no entendía. Así que le recomendé que preguntara en otra librería por algún libro de texto para niños sobre cultura clásica, "de esos que utilizan para clase y que nosotros no trabajamos" y le deseé mentalmente al chico buena suerte porque, con esa madre castradora, le auguraba un futuro negro. Como el de Norman Bates.

Pero la anécdota de las anécdotas de madres y cultura clásica la viví apenas dos semanas después de haber empezado a trabajar en la librería. Sí, en esa época en la que te sientes tan inseguro frente a un cliente que no sabes ni cómo reaccionar cuando se empecinan en un error.

El caso es que Pedro se me acercó con una señora y su hijo, de unos veintitantos años.

-Igual tú puedes ayudar mejor a estos clientes, ya que es tu especialidad. Preguntan por la segunda parte de la Ilíada.
-La Odisea.
-Eso les he dicho yo... -me susurró Pedro.

La señora me miraba con altanería.

-Pues no, la Odisea, no. Buscamos la segunda parte de la Ilíada para mi hijo.
-Señora -creo que llegué a tartamudear-, la Ilíada como tal no tiene dos partes. Su continuación, en todo caso, es la Odisea.
-A ver si nos entendemos, rica. Que buscamos la parte del caballo de Troya y en vuestras Ilíadas no sale.
-Es que la Ilíada acaba con los funerales de Héctor.
-No, no. Ya se lo he dicho a mi hijo. Yo he visto la segunda parte editada en algún sitio, pero no me acuerdo de la editorial.

¡Santo Cielo, el hallazgo filológico del milenio! ¡Esa señora había visto una edición de la Pequeña Ilíada y El Saqueo de Ilión! Ya lo estoy viendo: seguramente en la biblioteca de la universidad de Miskatonic, al lado del Necronomicón de verdad.

-Le aseguro que la Ilíada termina con los funerales de Héctor. La historia del caballo de Troya se menciona en la Odisea y, si me apura, en la Eneida de Virgilio. Pero los poemas donde se relataba el acontecimiento, el resto del Ciclo Troyano, se han perdido...

Si las miradas matasen, esa señora me hubiera fulminado. Tanto que me acojoné e intenté ver si podía encontrar por la red información sobre qué podía venir sobre el dichoso caballo en los Fragmentos de Épica Griega Arcaica de la editorial Gredos. Pero ni por esas. Fragmentos de Épica Griega Arcaica no suena a Ilíada Segunda Parte: La Venganza de Ulises, así que no conseguí convencerla. Y con un gruñido, agarró del brazo a su hijo (que, al igual que el otro niño, no soltó palabra en todo momento) y se alejó murmurando que no teníamos ni idea de cultura clásica en nuestra librería.

Y es que el cliente siempre tiene la razón... ¿O no?

martes, 14 de diciembre de 2010

Manhattan

Leonard Cohen versionado por Enrique Morente y Lagartija Nick.

Me condenaron a veinte años de hastío
por intentar cambiar el sistema desde dentro.
Ahora vengo a desquitarme,
primero conquistaremos Manhattan,
después conquistaremos Berlín.

Me guía una señal en los cielos,
me guía una marca de mi piel,
me guía la belleza en nuestras armas,
primero conquistaremos Manhattan,
después conquistaremos Berlín.

Quisiera estar siempre contigo.
Me gusta tu cuerpo, tu espíritu y tu ropa,
pero ¿ves esa fila que avanza en la estación?
Te dije, ya te dije,
que yo, ay que yo era uno de ellos.

Me amaste como perdedor
y te preocupa que pueda vencer.
Sabes cómo detenerme
y no me sabes tú comprender.
¿Cuántas veces recé para yo volver a empezar?

Pimero conquistaremos Manhattan,
después conquistaremos Berlín.

Recuerda que yo vivía para la música,
recuerda que de mí te mantenías.
Hoy es el día del padre y estamos heridos,
después conquistaremos Berlín.

Quisiera estar siempre contigo.
Me gusta tu cuerpo, tu espíritu y tu ropa,
pero ¿ves esa fila que avanza en la estación?
Te dije, ya te dije,
que yo, ay que yo era uno de ellos.


miércoles, 8 de diciembre de 2010

La máscara de Apolo

"Los dioses tiene muchos rostros, y cumplen muchos destinos para hacer su voluntad..."

-Bacantes, Eurípides-


Si la novela histórica verdadera es para mí la escrita por Robert Graves y Marguerite Yourcenar, la ambientada en la antigua Grecia, mi Grecia, suena sin duda a la melancólica belleza de las palabras de Mary Renault. Y es que esta afable helenista, por su perfecto conocimiento de la época y sus hilos argumentales siempre tan bien trazados, parece un alma de la antigüedad reencarnada.
La Máscara de Apolo es el acompañamiento literario ideal para la lectura de un ensayo como Un siglo decisivo, de Michael Scott, pues nos sitúa a principios del siglo IV antes de Cristo, justo después de la Guerra del Peloponeso. Su protagonista es Nicérato, un actor que va a describirnos con todo lujo de detalles el mundo del teatro griego, así como la historia de una potencia no muy conocida como fue Siracusa. A través de sus ojos seremos testigos de los entresijos políticos tras la muerte de su tirano, el arconte Dionisio. También gracias a Nicérato conoceremos el funcionamiento de la Academia de Platón.

Y es que Mary Renault supo mezclar con maestría sus personajes ficticios con hombres reales como Dión, Platón o Dionisio. Y lo más curioso es que no se acerca a ellos con precisión, trazando un biografía perfecta de sus actividades y creencias. Renault los retrata tal y como los ve un actor de teatro que por azares del destino se ve involucrado en las luchas por el poder y que no es, por su condición social, un exacto conocedor de la política y la filosofía de su tiempo. Sin embargo, aprenderá a tratarlos gracias a la intuición propia de su oficio.

Otro hecho a destacar de La Máscara de Apolo es que está narrada a modo de memorias, cuando ya han pasado años desde los acontecimienros relatados y Nicérato reflexiona sobre ellos. Se trata de un estilo narrativo en el que Renault, sin duda, se encuentra muy cómoda.

En esta apasionante trama, curiosa mezcla de teatro, política y filosofía, hay algo que llamó permanentemente mi atención: la emocionante presencia del dios Apolo como consejero de Nicérato; siempre, siempre, a través de una máscara teatral.

Es cierto también que la melancolía impregna toda la novela: la sensación de que una cierta decadencia, moral y estética, empieza a inundar tanto el mundo del teatro como la vida en general. No olvidemos que Mary Renault nos acerca a una Atenas previa al mundo helenístico, que mira hacia su pasado glorioso con la intuición de que nada volverá a ser igual. Quizás Mary, que vivió la Primera Guerra Mundial y fue enfermera durante la Segunda, compartía un sentimiento muy parecido al que destila su novela.

Pero si algo sobresale entre todos los aciertos de esta maravillosa novela es, sin duda alguna, la descripción del teatro antiguo griego, de sus obras y sus técnicas. Creo que no me equivoco si afirmo que cualquier aficionado al teatro y, en concreto, al teatro griego, caerá rendido ante su lectura.

"A mi entender, Frenonte, no siempre se puede estar de acuerdo con Eurípides. A veces se apasiona por cosas ya pasadas, la guerra, los oligarcas y demagogos de su tiempo o ese viejo escándalo de cuando los espartanos sobornaron a la Pitia; después, se enfurece en lugar de dejar la justicia a la naturaleza de las cosas, como mandan los cánones de la tragedia. Las viejas cuentas quedan saldadas, pero la cicatriz en la obra permanece como la marca de una vieja y podrida traílla de cabra en el tronco de un árbol vivo. Con Las troyanas se elevó por encima de ello, pero con Las Bacantes hurga mucho más abajo, hasta alguna profunda hendidura en el alma donde empiezan nuestras penas. Lleva esa obra a cualquier parte, incluso a hombres no nacidos que adoren a otros dioses o a ninguno, y les enseñará a conocerse."

La Máscara de Apolo es, en resumen, una pequeña obra maestra llena de lirismo y erudición, con una trama que atrapa desde el primer momento y un protagonista que bien merece todos los favores de Apolo. Y los nuestros, pues recordad: no es de sabios desafiar los designios de un dios...

LA MÁSCARA DE APOLO, Mary Renault.

Editorial Edhasa.

Barcelona, 1990.

ISBN: 9788435005616

Tapa dura.

26 euros.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Un apunte célebre sobre Eurípides

"Sófocles presenta a sus personajes tal como deben ser, Eurípides tal como son en realidad".