Pero bueno, que ya me estoy desviando del tema. El caso es que cogí esta primera novela de Glyn Iliffe con alegría reservada y cierto temor. El hecho de que el hombre sea licenciado en Lenguas Clásicas por la Universidad de Reading y su pasión por la historia y los mitos de la Antigua Grecia me daban cierta tranquilidad, pero en este mundo de la novela histórica actual, una no se puede fiar...
...
Os estoy dejando con la duda sobre mi opinión tras su lectura, ¿eh?



Lo que me sorprendió a priori del libro (confieso que me lo llevé a casa sin leerme la contraportada - ¡Trataba sobre Odiseo, por todos los dioses: eso ya era suficiente!-) fue que no abordaba las aventuras de Ulises que se relatan en la Odisea, tal y como el subtítulo en español puede dar a entender. Mucho mejor que eso: Iliffe nos acerca a la figura de Odiseo cuando aún es príncipe, una historia del personaje casi desconocida para el gran público. En concreto, desde que el oráculo de Parnaso le aconseja ir a Esparta en busca de una princesa para mantener Ítaca a salvo de los conspiradores, hasta su subida al trono ya desposado con Penélope.
Iliffe concede una gran importancia en su obra al cortejo de los príncipes griegos a Helena en Esparta (¡qué gran reconstrucción histórico-mitológica, qué bien urdidos todos los entramados políticos que su casamiento conllevaba!), que dura una gran parte de la novela. Si a esto añadimos que sabe mantener la tensión continua en lo referente al duro momento que está pasando la pequeña isla de Ítaca, la narración adquiere una incertidumbre más que relevante. ¡Es que no se puede dejar de leer!
¿Hay más? Claro que sí: todos los personajes que aparecen en la novela están muy bien trazados y desarrollados. Especialmente me gustan Epérito, Méntor, Clitemnestra, Ulises y Penélope. Qué hermosa es la parte dedicada al enamoramiento de estos dos últimos; ¡qué bien presentada la personalidad de Ulises en toda su complejidad!: honorable, inteligente, ingenioso en el arte de mentir cuando se necesita... Una maravilla, en resumidas cuentas, que no sólo se queda en los protagonistas de la aventura: los diálogos entre ellos están muy inteligentemente elaborados y son un fiel reflejo de la amistad, el honor y la política entre las élites de la época; el suspense es envidiable, el ritmo no decae en ningún momento... Y si a esto le añades el acertado detallismo histórico y la sensación de estar leyendo un gran libro de aventuras a la antigua usanza, ¡pues bienvenido sea al mundo de la novela histórica, don Iliffe!
Sólo tengo una queja... Y una bien gorda. Algo absurda, de acuerdo, pero gorda: ¿Cómo que Ulises NO es hermoso? ¡Por Zeus! ¿Cuántas veces se nombra en la Odisea al "hermoso Odiseo"? Que vale que también se dice que sus piernas eran algo cortas y su pecho muy ancho para ser perfecto como Aquiles, pero ERA HERMOSO. Y no acepto réplicas a este respecto. Y para demostrar no sólo literariamente que Ulises era guapo, ahí van un par de fotillos de Sean Bean en Troya, como quien no quiere la cosa. Por aquello de ilustrar





