miércoles, 19 de agosto de 2009

Nuevas adquisiciones y preguntas sin respuesta

Ayer, aprovechando que ya puedo pasear, hice una visita a mis compañeros de trabajo con la idea de echarme un café con ellos, charlar sobre qué tal va la librería y ver de paso cuántos libros de los encargados me habían llegado.

Respecto a mi librería, el panorama era lamentable. Y no por falta de clientes, no: por falta de mano de obra. Siendo una librería bastante grande, estando yo de baja y varios de vacaciones, los compañeros que quedan no son suficientes para tener todas las secciones arregladas.

Hay cosas que no entiendo de una empresa, si ustedes me entienden. Somos una librería con renombre en la ciudad, que pretende dar una imagen de cultura y calidad para atender a cualquiera, donde los clientes son lo más importante, bla, bla, bla. Pero oye, en el último año tres personas han dejado sus puestos porque han aprobado una oposición de sus respectivas carreras y para qué vamos a buscar suplentes. ¡Si nuestros chicos pueden con todo! Somos tan fantásticos que podemos colocar la mercancía, atender a cada persona el tiempo que sea necesario, ordenar todas las secciones y bailar una sardana mientras hacemos malabarismos con cinco pelotas doradas. Todo mientras estudiamos nuestras tesis y nuestras oposiciones y demostramos que somos unos especialistas cualificados, porque no somos libreros: ¡somos superhéroes! Y es que mira, a pesar de esas tres personas menos, según los cálculos de alguna mente privilegiada que ha estudiado Administración y Dirección de Empresas, ya somos suficientes trabajadores para el beneficio que se saca de la librería, no se necesita más personal. Las cuentas son perfectas. Y si encima estamos en un año de crisis, no vamos a contratar los refuerzos que eran habituales en verano para suplir a la gente en vacaciones. ¡Para qué, si somos unas máquinas!

Así que eso es lo que yo comprobé ayer: que damos perfectamente abasto... Abasto para el suicidio. El ala este de la librería (léase bolsillo, humanas, arte) lleva dos semanas sin personas para colocar, porque a una media de dos personas por turno en la librería (a veces ni eso), el trabajo de toda la tienda se va acumulando y no hay tiempo ni para ordenar. Es que no para colocar la nueva mercancía, que sería lo de menos: ¡ni para ordenar, que es lo principal!

Bea, sabiamente, me sugirió que no fuera a echar un vistazo a Ciencias Humanas, la niña de mis ojos, pero no lo pude evitar. Y la única palabra que se me vino a la mente al ver mi sección fue "desolador". Entre la p*ñ#**#* gente que no sabe dejar los libros donde los han encontrado -y qué más da si se rompen o se caen-, y la falta de colocación de la nueva mercancía, que se acumulaba en las cajas sin sentido, casi me dieron ganas de llorar... O de prender fuego a las oficinas de mis altos cargos. Porque, sin exagerar mucho, las mesas y las estanterías estarían algo tal que así:


Nunca, en mis años de cliente y en los de trabajadora, había visto la librería en semejante estado. Muchos estudios de mercado, muchos cursos de reciclaje y de marketing de ventas y su maldita madre, para esto. Y por eso odio esta sociedad mercantilista, vacía, tan propia de prisas, beneficios y jóvenes promesas de las facultades de económicas. Especialmente si se es, como nosotros, licenciado en carreras de Letras, hermosas y poco prácticas, con alma de librero a la antigua usanza y que nos prima la cultura sobre las cifras. Qué asco, por Dios. No quiero ni pensar cómo estaremos en Navidades.
Así que descargué mi mala leche entre cafés y comprando libros. Porque encima, este último mes, me han llegado tooodos los libros que encargué. Y eso es raro, raro, porque mis lecturas no son precisamente "super ventas", y viendo como está el panorama de la descatalogación editorial, si suelo buscar siete títulos me vienen unos dos... Pero esta vez, no. ¡Me han llegado todos! ¡Desfalcooooo! Y eso que no me he pillado ni la mitad. Ahí van mis nuevas adquisiciones:
- Encuentros heroicos. Seis escenas griegas, de Carlos García Gual.
- La muerte en los ojos. Figuras del Otro en la antigua Grecia, de Jean-Pierre Vernant.
- Historia y Cultura. La revolución arqueológica, de Ian Morris.
- Atravesar fronteras. Entre mito y política II, de Jean-Pierre Vernant (sí, me repito como el ajo).
-El sentir romántico, editado por Francis Amalfi.
Y si a estos añado los que me compré la última semana de trabajo activo, tengo lectura para rato:
- Leonor de Aquitania, de Régine Pernoud.
- Prometeo: mito y literatura, de Carlos García Gual ([...] ¡Está bien! ¡Me repito mucho!).
- Dioniso, mito y culto, de Walter F. Otto.
- Orfeo y la religión griega, de W.K.C. Guthrie.
Y me quedarán... otros cinco reservados en mi bandeja. ¡No tengo remedio! ¡Necesito ir al Ikea a por estanterías! O eso, o aprender a decorar interiores con libros por el suelo, en plan mesillas. Oye, que he leído que se lleva mucho. ^^

8 comentarios:

  1. Ese viaje a por estanterías hay que hacerlo pero ya... aunque haya que pagar un poco más para que no las lleven ellos a casa. Que servidora ya empiezo a practicar el arte del embaldosado y encima ayer me compré media docena más ;p

    Y qué más se puede decir... 'el que vale, vale. El que no, a ADE'

    Miphil!

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  2. En esta época desisto de conseguir los libros que solicité a las librerías, a Círculo o que intento localizar... y espero hasta septiembre, recluido con los títulos que acumulé en los meses precedentes y aquellos que voy encontrando casualmente cuando entro en alguna librería o paso por algún puesto de libros de ocasión. Todo se paraliza y nos obligan a frenar el ritmo precisamente cuando más cosas pueden hacerse: en las vacaciones.

    En cuanto a la pena que te aflige viendo "tu librería", poco puedo decirte. Dicen que mal de muchos, consuelo de tontos, y ciertamente es así, pero lo que nos cuentas lo veo, desgraciadamente, día sí y día también en mi trabajo. En el desarrollo de software ocurre lo mismo: planificaciones de risa (ríes por no llorar, ciertamente), recursos esquilmados (lo de los recursos es el eufemismo típico para referirse a los trabajadores) que deben sacar adelante el mismo trabajo cuando quedan reducidos al 50%... En fin, que mejor no lo pienso o antes de reincorporarme el lunes estoy buscando una buena soga de esparto y una encina de ramas altas y fuertes... :D

    Algo más agradable es la lectura, y de eso sí que te has surtido bien por lo que leo. Una más que apetecible selección, sin lugar a dudas. ¡Que la disfrutes! :)

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  3. Ardaleth: Habrá que empezar a pensar en engañar a mi suegro o a Martín, por aquello de la camioneta... ;) Por cierto: ¡Quiero esos palillos! XD

    Homo Libris: Ayer hice muy mala baba, pero no pienso amargarme las "vacaciones" que me quedan. Ya me oirán cuando vuelva dentro de un par de semanas...¬¬ Mientras tanto, relax, agua fresca (42 grados, esto es inhumano) y lecturas en casita, porque Aragón parece la tierra de Mordor, ¡ja, ja, ja! XD

    ¡Un abrazo!

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  4. Hola Alienor!!
    Me da pena que te encuentres tu librería así... Anda que tus altos cargos son unos amarrados, que no reponer ni siquiera a uno de los tres que ya no trabajan... pero es el día a día de todas las empresas, no te creas y lo peor es que al final repercute en el servicio que ofrecen.

    Una amiga (en una oficina donde trabajan normalmente 5 personas) me contaba que cuando llegó ella de vacaciones, se marcharon los demás y se quedó sola con todo el curro. Y dice: ¿pero no está el jefe para esto, para decir que primero se va uno, luego otro, etc? NO, están para hacer caja.

    Bueno, por lo menos no había tantos libros descatalogados... Suerte en Ikea ;))

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  5. Isi: La pela es la pela y se ve que esto está ocurriendo, desgraciadamente, en todos los negocios. Pero bueno, cuando volvamos todos de vacaciones (y de bajas XD) y nos pongamos manos a la obra, a arreglar el entuerto lo máximo posible y a quejarse a recursos humanos, porque esto es cachondeo puro.
    Sí, por lo menos he tenido suerte con los libros. ¡En breve de excursión al Ikea y a seguir tu ejemplo, ja, ja, ja! XD

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  7. Mis padres nos visitaron ayer. Hacía tiempo que no venían por Málaga, y no habían visto esta casa (nos mudamos a ella en febrero), ni la estantería de Ikea con los libros. Es una Expedit de 1,85 x 1,85, así que se echaron las manos a la cabeza, y eso que no les dije que los libros están a tres tandas por balda (es bastante profunda, la casa es pequeñita y ME NIEGO a comprar más estanterías hasta que nos mudemos a una definitiva... las mudanzas con libros son lo peor, os lo digo yo que llevo tres a mis espaldas en los últimos tres años, ¿verdad Azote?).

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  8. ¡Uf! ¡Tiemblo al pensar el día en que mi chico y yo nos cambiemos de piso! Entre los libros, las películas, los cd´s y los muñecos de películas no sé qué vamos a hacer. ;) Yo ya hice una mudanza anterior y fue horrorosa y no tenía ni la mitad de libros que ahora...
    Mi madre nos visitó hace poco con eso de mi baja y casi le da un soponcio con tanto libro, ¡ja, ja, ja! XD

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