martes, 2 de marzo de 2010

"No estamos solos": viajando con Heródoto

Hay libros que te hacen viajar con la mente, páginas que te descubren nuevas culturas y otras costumbres. Hay obras que te guían a través de países lejanos, otras que te enseñan realidades políticas en las que jamás te habías parado a pensar. Viajes con Heródoto, de Ryszard Kapuscinski, es todo eso y mucho más.

Después de devorar este libro como se devoraría una novela, la sensación que tengo con Kapuscinski es de complicidad. Pero complicidad de historiadora. Porque, si bien el periodista polaco nos ofrece una panorámica interesante de sus viajes como reportero, en realidad creo que todo esto no es más que una simple excusa.

Una excusa para leer a Heródoto en el atardecer africano, una excusa para adentrarnos en la historia antigua de la mano de quien mejor nos la puede relatar: un incansable viajero.

Si bien me parece que este libro no puede compararse a Ébano, me ha gustado mucho por el amor que destila por el entrañable (al menos, para Kapuscinski y para mí) historiador griego. Creo que lo que Ryszard pretendía escribiendo esta obra no era tanto mostrarnos su vida como reportero, sino más bien hablarnos de la importancia de viajar con el afán de conocer y comprender, tal y como hacía Heródoto en su época. A la vez nos encontramos con un bello libro que nos ayuda a adentrarnos en la lectura de los viajes del griego, que nos tiende un puente a través del tiempo entre aquella lejana época y la nuestra, para demostrarnos que el espíritu curioso del hombre no ha cambiado tanto, que es algo que no podemos perder en un mundo como el nuestro, en el que priman las vacaciones organizadas, las fotos rituales y el decir "yo he estado allí" y poco más.

No hay una coherencia lineal en las experiencias periodísticas que Kapuscinski nos relata en Viajes con Heródoto, ni creo que lo pretendiera. Da saltos en el tiempo de un capítulo a otro, a veces ni relata cómo terminó su trabajo en un país determinado (las historias más completas son las de China e India, sin lugar a dudas). Asistimos con él a muchas de sus aventuras como reportero: desde que le dijera a su reportera jefe que su deseo como periodista era "cruzar la frontera" (posibilidad muy complicada en la Polonia del telón de acero), Ryszard nos habla de sus experiencias en la India, China y África; nos habla de la dureza de las fronteras lingüísticas, del silencio comunista, del dolor de las guerras en un continente africano postcolonial. Pero también nos habla de la hospitalidad, de las tradiciones, de las risas y los momentos inolvidables.

Y, por encima de todo, el libro es un maravilloso homenaje a uno de los padres de la historiografía. Porque, si durante su vida Heródoto fue el maestro de Kapuscinski, ¿qué nos impide que sea lo mismo para nosotros?

"Así, mis viajes cobraron una segunda dimensión: viajé simultáneamente en el tiempo (a la Grecia antigua, a Persia, a la tierra de los escitas) y en el espacio (mi labor cotidiana en África, en Asia y en América Latina). El pasado se incorporaba al presente, confluyendo los dos tiempos en el ininterrumpido flujo de la historia."

Los nueve libros de Heródoto descansan ahora mismo en mi mesa, en esa maravillosa edición de un solo tomo de Cátedra. Yo estoy dispuesta a viajar con Heródoto una vez más pero, gracias a Kapuscinski, bajo una nueva perspectiva. ¿Y tú?

Que tengas un buen viaje.

10 comentarios:

  1. Me encantó ese libro; lo disfruté, lo recomendé, lo presté. MI sobrina se lo regaló a su profe de griego a instancias de su madre y mía. Luego, leí La batalla de las Termópilas
    me gustó mucho la parte del libro donde habla sobre los problemas de la comunicación.
    Me parece que es uno de esos libros que te enseñan que para viajar hay que ir con la mente abierta; en caso contrario, simplemente te desplazas.
    ¡Me parece que me he emocionado!

    ResponderEliminar
  2. Me lo compré la semana pasada. Creo que va a ser siguiente al que estoy leyendo.
    ¡Ya os contaré!

    ResponderEliminar
  3. Yo lo tuve el otro día en las manos y me tentó, vaya si me tentó, jejeje. Pero finalmente fui sensato y lo dejé (por el momento, anotándolo en la lista de pendientes) porque llevaba conmigo otros dos libros más un par que espero en breve ver llegar por correo. Ahora bien, con tu recomendación y la de Lammermoor, no va a quedar otra que subirlo unos cuantos puestos para hacerme con él en cuanto pueda. ;)

    ¡Un saludote!

    ResponderEliminar
  4. Hola Alienor
    descubrí este libro en el blog de Teresa, disfruté, subrayé, lo releo a menudo, y estoy de acuerdo contigo, es más una obra sobre el espíritu del viaje, sobre el descubrimiento, el aprendizaje....
    "Con cada nuevo título, hacía un nuevo viaje a aquel país; me acordaba de los lugares que había visitado y descubría un nuevo fondo y los nuevos aspectos en aquello que antes me había parecido que ya conocía, a cada momento se abrían ante mí nuevos sentidos de las cosas...."

    Así que yo apoyo la recomendación de Lammermoor y en cuanto a tu pregunta digo sí!! ;-)
    Por cierto, por lo que dices, Ebano ¿te gustó más?

    ResponderEliminar
  5. Lammermoor: ¡Es que no puedo estar más de acuerdo contigo! Yo ya lo he recomendado un montón de veces, en mi clase, en el trabajo, a los amigos... Soy una maldita pesada cuando algo me emociona. ;)

    Loque: ¡Ya nos contarás qué te parece! Yo estoy convencida de que te encantará. ^^

    Homo Libris: Veo que estás a aprendiendo a controlarte, ¡ja, ja, ja! Yo lo intento, y la mayoría de las veces lo consigo, pero una media de sesenta euros al mes (como mínimo) en libros no me los quita nadie.
    El libro seguro que te gusta, vamos, contigo sí que estoy más que segura. ^^^

    Maribel: como nuestra experta favorita en viajes, era de imaginar que te gustaba este libro, ¡je, je, je! ¡Y hasta subrayado! ¡Normal! XD
    A ver, Ébano me gustó muchísimo y creo que, como libro, es más redondo que Viajes con Heródoto. Pero creo que por "deformación" profesional me quedo con el espíritu de Viajes...

    ¡Un besazo a todos!

    ResponderEliminar
  6. me vendiste el libro ¡no se diga más! anotadísimo en el plan infinito...sabias palabras, que si no se viaja para intentar comprender, sólo nos desplazamos ;) ayyyy...ya quisiera yo viajar para la reunión de los BiB's

    ResponderEliminar
  7. Jo, pues con esa seguridad no me va a quedar otra que ir a por él, jeje.

    Ayer me contuve de nuevo (que el ancho de libros sin leer en las estanterías va creciendo), pero cuesta, vaya si cuesta. Jeje, creo que por esos 60 al mes iré yo también de base, aunque hay meses terribles que lo doblan. Al menos (el que no se consuela es porque no quiere) no tengo (muchos) más "vicios". :D

    ¡Un abrazote!

    ResponderEliminar
  8. Bibliobulimica: empiezo a pensar que, si dejásemos de comprar libros o sacarlos de la biblioteca y empezásemos a leer los que tenemos comprados sin leer, igual tendríamos lectura durante unos cuantos meses... ¡Malditos planes infinitos! ;)
    Estaría genial reunirnos todos, ¡aish! También podríamos hacerte una visita. ^^

    Homo Libris: Eh, que he sido muy magnánima conmigo misma; creo que muchos meses doblo lo de los sesenta euros. Así va mi biblioteca como va... He decidido intentar no sacar ningún libro de préstamos este mes. Pongo sólo lo de intentar porque me conozco. ^^

    ¡Un besote a los dos!

    ResponderEliminar
  9. je, el día que quieran venir yo encantada de recibirlos ;)
    si yo leyera todo lo que hay en casa que he leído aún tendría material para varios meses si...jajaja...ese plan infinito es de lo peor jajaja

    ResponderEliminar
  10. Yo creo que en mi casa tendría para años de lectura, ¡ja, ja, ja! Me propongo mil veces no comprar más libros, pero trabajando donde trabajo, siempre caigo, y las lecturas y relecturas se me acumulan. ^^
    ¡Un abrazo, bibliobulimica!

    ResponderEliminar